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Los cazadores elevan la voz de alarma ante la imparable propagación de la oruga del boj

Los cazadores elevan la voz de alarma ante la imparable propagación de la oruga del boj

Los cazadores elevan la voz de alarma ante la imparable propagación de la oruga del boj

Se prevé que, si no se toman medidas, el ecosistema actual de Navarra cambie para siempre, con nefastas consecuencias para las especies animales

En diez años, el ecosistema que conocemos actualmente en los montes de Navarra podría ser solo un recuerdo. Con toda probabilidad, el paisaje que vemos en nuestros días variará y, como consecuencia, algunas de las especies que habitan la Comunidad foral sufrirán afecciones importantes ante la desaparición de una de las plantas más características de la geografía navarra, el boj. La culpa la tiene un insecto de unos cuatro centímetros en su fase adulta, natural del este de Asia y que está devorando a su paso los arbustos que componen la imagen genuina de gran parte de nuestros bosques.

Como suele ser habitual, los cazadores, los actores más preocupados por la evolución del medioambiente, llevan tiempo dando la voz de alarma sobre la proliferación de la larva de la polilla Cydalima perspectalis, la oruga del boj, y se muestran consternados por la inacción de las administraciones, que evidencian su incapacidad para frenar el avance de una plaga contra la que es muy complicado luchar, pero que no detiene su paso después de varios años cruzando fronteras por el continente europeo.

Los primeros indicios de su aparición en Europa datan del año 2007 en Alemania, país al que se ha concluido que la especie arribó a través de la importación de productos procedentes de China. En una década, su expansión ha sido meteórica, avanzando hacia Holanda, Reino Unido, Suiza, Francia, Austria, Bélgica, Rusia o Turquía. España también forma parte de su propagación y, de hecho, se registraron ejemplares de esta polilla en el 2014 en comunidades del norte como Galicia o Asturias. Y Navarra, por tanto, no iba a quedarse fuera de su radar.

Un año después, se evidenció su incursión por el valle del Bidasoa y su entrada en la comarca de Pamplona. Según datos del Ejecutivo foral, en la primavera del 2018 se realizó un seguimiento con trampas de feromonas colocadas por agentes del guarderío forestal, que constataron que la expansión de esta plaga era ya amplia por casi todo el territorio de Navarra. En ese momento, los técnicos de Medio Ambiente ya preveían que la siguiente primavera, la de este 2019, iba a traer cuantiosas defoliaciones del boj en la Comunidad foral.

Sus predicciones acertaron de lleno. Sin embargo, la celeridad con la que se están produciendo ha desatado las alarmas, porque se ha constatado que en las escasas bojedas de las zonas más atlánticas, aquellas donde se sucedieron los primeros ataques, muchas masas no han podido resistir la presión y han muerto. Y el avance de la polilla del boj continúa imparable, amenazando seriamente las bojedas de los Pirineos, muchas de las cuales son hábitats prioritarios con altos intereses comunitarios.

Así consta en varios documentos del departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, cuya unidad de sanidad forestal se encuentra analizando el seguimiento de los daños, al descubrirse grandes defoliaciones durante el pasado verano. La alerta, además, ha trascendido del medio natural al urbano, dada la importancia del boj como elemento ornamental en los jardines de Pamplona. En las ciudades, no obstante, sí que se podrían emplear productos fitosanitarios, autorizados habitualmente para el tratamiento de cultivos en jardines. Pero esta solución a pequeña escala se antoja inviable para campo abierto, ya que sus efectos contra la plaga serían escasos y generarían otras afecciones ambientales.

Dos de las mayores problemáticas con este insecto tienen que ver con su voracidad y su rápida propagación, debido a que esta especie invasora protagoniza tres ciclos reproductivos a lo largo de un año, a diferencia de las polillas autóctonas, con uno solo cada año. Además, y pese a que se están registrando casos aislados de algún pájaro que se ha alimentado de ellas (aunque en su forma de mariposa, no en oruga, que es la que más daños produce al boj), todavía no cuenta con depredadores naturales en Navarra.

Los peligros en el jabalí y la becada

Los cazadores observan la situación y tratan de reclamar a la Administración que se adelante a unas consecuencias clarísimas para la fauna que se mueve por la geografía navarra, sobre todo enfocadas en dos especies para las que el boj supone un acompañamiento muy difícil de disociar: el jabalí y la becada. Sin embargo, la gestión del Gobierno foral continúa carente de ideas para contrarrestar un desastre ambiental que modificará el ecosistema de la región en muy poco tiempo.

No es algo endémico de la Comunidad foral, puesto que otros gobiernos regionales y también los departamentos de medio ambiente de más países europeos a los que ha afectado esta plaga han decidido no lanzarse a efectuar actuaciones masivas en los montes que, además de estériles, podrían conllevar secuelas mucho más graves para las especies autóctonas. Se espera que, una vez que la plaga arrase por completo con el boj, los individuos que queden no dispongan de más alimento y mueran por inanición. Una solución que no contenta a los colectivos cinegéticos.

Ignacio Urriza se encarga del área de la becada en la Federación Navarra de Caza (FNC) y prevé que esta ave dejará de recalar en la Comunidad foral cuando el boj desaparezca. “En las zonas en las que existe mucho boj, la afección será importantísima, porque la becada lo usa mucho para pasar el invierno, así que cambiará de zonas y buscará otros lugares”, expone. No es un tema baladí, porque se trata de uno de los ejemplares cinegéticos más preciados de Navarra. Por tanto, la asociación de un defoliador tan eficiente y drástico en sus efectos como la oruga del boj y una de las especies prioritarias del extracto arbustivo en buena parte de la flora autóctona navarra acarreará perjuicios sumamente graves en el desarrollo de la actividad de la caza mayor y la becada.

Así lo explica Aitor Merino, ingeniero forestal y asesor técnico de la FNC, que remarca que “la pérdida de hábitats forestales a consecuencia de las masivas defoliaciones que produce la larva de la polilla Cydalima perspectalis supone una gran amenaza para la becada, que puede ver reducidas drásticamente sus zonas de invernada y cría”. Al mismo tiempo, refrenda la opinión general del sector, que reclama al Gobierno foral urgentes medidas de control frente a los efectos negativos que ya son plenamente visibles, y lo suficientemente importantes, en los ecosistemas de Navarra.

“Pese a que la erradicación de la polilla es muy difícil una vez que se ha establecido en un área –apunta-, habría que estudiar la posibilidad de emplear métodos de control biológico, consistentes en dominar las plagas a través de sus enemigos naturales, es decir, cambiar esos insectos nocivos por otros beneficiosos, mediante la acción de depredadores, parásitos y patógenos”.

Las voces dentro de la Federación Navarra de Caza conforman un mensaje unitario de alerta que sirve una vez más de llamada de atención de aquellos que llevan desde sus orígenes erigidos como los auténticos custodios de la salud medioambiental y de la evolución correcta de la naturaleza. En este caso, los cazadores han asumido que su actividad no estará exenta de los riesgos de la globalización y de la introducción de especies foráneas que se terminan convirtiéndose en invasoras, en uno de los fenómenos que más desajustes biológicos puede causar.

Los grupos ecologistas y animalistas, mientras tanto, han optado por guardar un sorprendente silencio, cuando está en juego el hábitat de los seres vivos que recorren Navarra y la supervivencia del ecosistema actual. En diez años, las secuelas de esta plaga habrán transformado, con bastante probabilidad de que sea a peor, el paisaje de nuestra tierra. Y entonces puede que sea tarde para afrontar las consecuencias.

El boj, alma de montes y jardines

El boj es una especie forestal especialmente abundante en el cuadrante nororiental de la península Ibérica, que crece preferentemente en suelos calcáreos y que forma densas masas de matorral que pueden ocupar claros de hayedos, robledales pubescentes, quejigares y diferentes tipos de pinares. Es muy resistente y aguanta bien la sombra y los suelos poco profundos. A su vez, se trata de una especie muy apreciada en la jardinería, sobre todo a la hora de formar setos, ya que aguanta muy bien la poda, por lo que puede dar cabida a formaciones homogéneas y compactas. La dureza de su madera la hace muy adecuada también para los artículos de artesanía.

La oruga del boj, el insecto que vino de Asia

La Cydalima perspectalis es un insecto originario del este de Asia, que llegó a Europa pasada la mitad de la primera década del 2000. Desde entonces, se extendió rápidamente a numerosos países. La distribución y las preferencias de hábitat de esta polilla están fuertemente relacionadas con las de su huésped más habitual, el boj. En España, se la detectó por primera vez en Pontevedra en el 2014, aunque posteriormente ha ampliado su propagación por distintos lugares de la cornisa cantábrica.

El paso por Navarra, desde el 2015

Se tiene constancia de la presencia de la polilla del boj en la Comunidad foral desde el año 2015, con una alta probabilidad de que llegara a través de plantas ornamentales. Los primeros casos se localizaron en la zona cantábrica, en la Reserva Natural de San Juan Xar y en Lesaca. Actualmente, las defoliaciones del boj en la línea del Bidasoa son del 100% y, en su expansión, ha penetrado también en la cuenca de Pamplona. El Gobierno foral ha colocado trampas de feromonas para tratar de concretar su población.

Mariposas de cuatro centímetros

Los adultos de la Cydalima perspectalis poseen una envergadura aproximada de cuatro centímetros. Tienen el cuerpo blanco, excepto la cabeza y la parte terminal del abdomen, que son marrones. Cuando son adultos, vuelan desde finales de junio hasta principios de agosto, pero, si las temperaturas son favorables, pueden verse hasta octubre, como está ocurriendo estos días en Navarra. Son capaces de volar largas distancias, de hasta diez kilómetros.

Daños en las hojas y en la corteza del boj

El daño más visible que produce la especie en el boj lo realizan las larvas en las hojas.
Al alimentarse, causan defoliaciones severas que, entre otras consecuencias, limitan su
capacidad fotosintética. Sin embargo, supone también un gran daño el ataque a la
corteza, que lleva al secado y a la muerte de la planta. La primera generación de
insectos es la que provoca menos daños, mientras que la segunda y las posteriores son
las que causan la desecación del arbusto.

La compleja lucha contra su expansión

Debido a la elevada movilidad de los adultos y a la amplia distribución del boj, es difícil la erradicación de esta polilla una vez que se ha establecido en un área. Se sabe que la acción de pájaros que puedan alimentarse de ella es reducida. En cuanto al control químico con insecticidas de contacto, este es muy efectivo, pero puede dañar a enemigos naturales y a otras especies que usan el boj como refugio, como arácnidos y otros insectos. Los insecticidas por ingestión también son muy efectivos, pero el lapso de tiempo hasta que todas las larvas mueren suele ser largo. Es posible que el comercio de plantas de boj infectadas siga siendo una vía importante de diseminación, por lo que se debe controlar el origen, la calidad y el estado sanitario de las plantas.

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