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Detectan triquinosis en un jabalí abatido por una cuadrilla de cazadores en Alegi

Detectan triquinosis en un jabalí abatido por una cuadrilla de cazadores en Alegi

El veterinario clínico rural Marcos Mozos detectó el pasado miércoles un ejemplar de jabalí infestado de triquina. El animal había sido abatido el día anterior por una cuadrilla en el municipio guipuzcoano de Alegi, y fue trasladado inmediatamente a analizar, tal y como dicta el protocolo. No obstante, fuentes consultadas por este periódico indicaron ayer que los cazadores podrían haber tomado un solomillo del animal antes de saber que estaba enfermo.

Según el propio Mozos, experto en análisis de triquina, esta larva se transmite entre animales carnívoros que devoran a otros ejemplares infectados. Por ejemplo, los cerdos o jabalíes se infectan comiendo cadáveres de ratas o conejos enfermos. Y en el caso de los humanos, solo pueden ser contagiados por los primeros animales. “Si consumes carne de un cerdo que tiene triquina, cuando se disuelve en el estómago la larva se libera y por el torrente sanguíneo se instala en algún músculo. Normalmente en los músculo de las piernas, en el pecho, los brazos y a veces en el corazón”, detalla el veterinario José Manuel Etxaniz, pudiendo derivar en “problemas muy graves”.

A pesar de la gran población de jabalíes que concentra Gipuzkoa, “es muy poco frecuente” encontrar alguno de estos cerdos salvajes contagiados. De hecho, el año pasado se detectó otro caso en Araba. Mozos resalta que al haber más presencia de estos animales, “hay más caza” y por lo tanto más animales que examinar. Así que “aumenta la probabilidad de detectar ejemplares infectados”. Sin embargo, puntualizó que no deben saltar las alarmas “porque se ha detectado a tiempo y se han puesto en marcha todos los mecanismos”.

El martes Mozos recibió al animal, cuya carne analizó el miércoles por el método de la digestión, y halló larvas de triquina. “El mismo miércoles lo comuniqué a los propietarios del animal y el jueves, después de verificarlo, a las autoridades sanitarias”, afirma. Tal y como dicta el protocolo, una vez llevados a cabo estos pasos, es el Servicio de Salud Pública, en este caso de Donostia, el que pide la inmovilización del animal para confirmar los análisis y destruir su carne, de forma que se evita que llegue al consumo público.

Además, hay que informar a la Diputación de Gipuzkoa, pues es la encargada de gestionar los asuntos relacionados con la caza. De hecho, fuentes del ente foral confirmaron ayer que se trata de un “caso aislado” en el territorio y recalcaron que también desde la Administración pública pusieron en conocimiento al Servicio de Salud Pública este hecho.

CAZA FURTIVA “Algunos cazadores no se creen que haya triquina, aunque haya casos todos los años. Son reticentes al análisis previo porque piensan nunca pasa nada y porque en muchos casos vienen de cazas furtivas”, reveló Etxaniz. El peligro reside en que la carne, si no está bien cocinada, puede transmitir la enfermedad. Aunque por lo general esta vianda, algo dura, suele guisarse. Sería un problema si se usara “para hacer chorizos”, porque entonces no se cocina, se deseca. Y la triquina “lo aguanta perfectamente”, añadió. No obstante, la caza de estos animales en el territorio es tan reducida que no se utilizan habitualmente en hostelería y estos productos no entran en el circuito comercial.

En el caso de que una persona resulte contagiada, Mozos explica que sufre ciertos síntomas, al contrario que en los animales que no muestran indicios y pueden convivir durante toda su vida con la larva en el músculo. “Una persona, al cabo de dos semanas, puede desarrollar dolores musculares y fiebre”, apunta, aunque matiza que los tratamientos para tal patología son muy efectivos.

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Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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