El día 15 de agosto marca en Araba el comienzo de la temporada de caza de codorniz, una “media veda” que se extiende hasta el segundo domingo de septiembre. Pero, ¿son estas las mejores fechas para cazar? En realidad estamos ante un calendario marcado exclusivamente por la tradición, que no tiene en consideración la evolución de las distintas poblaciones objeto de caza en este período ni las circunstancias climatológicas de cada temporada.
En lo que se refiere a la caza de la codorniz, existe cierta controversia dentro del colectivo de cazadores en cuanto a las fechas más idóneas. No son pocos los partidarios de retrasar la apertura de la caza de la codorniz, sobre todo en aquellos años (este precisamente no ha sido el caso) en los que se observa una cría tardía de la especie. El principal argumento esgrimido para ello es el de permitir un mayor desarrollo de los pollos de codorniz. Pero, por otro lado, este retraso en el calendario acrecentaría el mayor problema con el que nos encontramos actualmente: la frenética desaparición del hábitat favorable para el asentamiento de la codorniz (y, por ende, para la práctica de su caza) por unos manejos agrarios que van recortando cada vez más los tiempos… y los rastrojos.
Para intentar conocer de primera mano cómo evoluciona la presencia de codornices en nuestros campos y cómo se desarrolla la reproducción de la especie, el Servicio de Montes de la Diputación Foral de Álava, de la mano con las asociaciones de cotos de caza del territorio, ha puesto en marcha este año un estudio específico sobre la codorniz.
El proyecto, concebido con vocación de continuidad en próximas temporadas, se basa en la realización de muestreos de campo para la observación de codornices con perro de muestra. Así, en cada uno de los cotos que se ha sumado al estudio, se ha delimitado una zona de trabajo. Esta zona, conformada por fincas aptas para el asentamiento de la codorniz (cereal, prados, pastizal de montaña, etc.) se localiza en algunos casos dentro de la zona de reserva de caza del coto, de forma que pueda estudiarse cómo evolucionan las poblaciones de codorniz tanto en condiciones de caza como en ausencia de ella.
Los cazadores habilitados (un máximo de 2 por coto) han podido llevar a cabo salidas este año durante los meses de agosto y septiembre, auxiliados por un perro de muestra. En cada salida se han recopilado datos sobre el avistamiento de codornices, la edad de las mismas, así como sobre el estado de las fincas, anotándose el porcentaje de fincas cosechadas, rastrojos con o sin paja, labrados mediante “chísel”, etc.
En estos momentos el proyecto está en fase de análisis de la información obtenida. La acogida por parte del colectivo de cazadores ha sido muy buena, por lo que esperamos que tenga continuidad en próximos años y que cumpla su finalidad en la mejora de la gestión cinegética de la codorniz en nuestro Territorio.
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