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Gestión de depredadores

Gestión de depredadores

Esta vez publicamos un resumen del trabajo realizado por los investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), F. Díaz Ruiz y P. Ferreras, publicado en la revista Ecosistemas nº 22 en el que se revisan los estudios científico-técnicos realizados hasta la fecha sobre la gestión de depredadores en el Estado Español, fundamentalmente el zorro (Vulpes vulpes) y la urraca (Pica pica).

El conflicto hombre-depredador es muy antiguo, estando ampliamente distribuido alrededor del mundo. Comienza cuando el hombre se convierte en cazador-recolector, considerando a los depredadores como competidores siendo incluso en algunos casos depredadores del propio hombre. La persecución histórica ejercida por el hombre ha contribuido al declive de algunas de estas especies a lo largo del tiempo. En el Estado Español no ha sido una excepción en la persecución de los depredadores, siendo una actividad muy extendida y arraigada desde tiempos históricos. Como consecuencia, muchas especies sufrieron importantes regresiones en sus poblaciones, como el lobo (Canis lupus) y el lince ibérico (Lynx pardinus) o grandes rapaces como el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Aunque a finales de los años 60 se regulan y limitan legalmente las especies a controlar, la persecución de gran parte de estas especies ha continuado hasta nuestros días, como ocurrió con el lince ibérico o, más recientemente, con el repunte de casos de envenenamiento de fauna.

Actualmente el control de depredadores en España está regulado por cuatro ordenamientos: el internacional, el comunitario, el estatal y el autonómico a través de diferentes normativas. Las normativas vigentes en el Estado Español permiten el control de algunos depredadores generalistas que están catalogados como especies cinegéticas. En concreto, y salvo algunas excepciones, se permite controlar cuatro especies silvestres: el zorro (Vulpes vulpes), la urraca (Pica pica), la grajilla (Corvus monedula) y la corneja negra (Corvus corone). Además se permite de forma excepcional el control de otras dos especies de depredadores domésticos asilvestrados: el gato (Felis catus) y el perro (Canis lupus familiaris). Sin embargo, son el zorro y la urraca las especies más perseguidas por los cazadores. El zorro es el carnívoro de tamaño medio más abundante y ampliamente distribuido en la Península Ibérica. Se considera un depredador oportunista que incluye especies cinegéticas en su dieta, como por ejemplo el conejo (Oryctolagus cuniculus), que llega a ser la base de la misma donde es muy abundante. La urraca también es una especie ampliamente distribuida y abundante en la Península Ibérica. Generalista en cuanto a sus hábitos alimentarios, su papel como depredador de especies cinegéticas no está tan claro, aunque algunos trabajos indican que puede depredar sobre los huevos de algunas aves cinegéticas.

Las distintas normativas establecen en qué épocas y con qué métodos puede realizarse el control de estas especies. En el Estado Español están ya aprobadas las directrices para establecer qué métodos pueden homologarse para realizar dicho control, basándose en sendos acuerdos internacionales sobre métodos de captura no cruel, y en una Norma ISO sobre evaluación de métodos de captura y retención de mamíferos (International Organization for Standardization 1999). Según estas normativas, los métodos de captura han de ser selectivos, no masivos y no crueles. Sin embargo, la citada Norma ISO ha suscitado controversia y críticas entre algunos científicos.

El control de depredadores como herramienta de gestión

Hoy en día el control de depredadores es una actividad que genera gran controversia entre los diferentes grupos sociales implicados. Pero su uso no está únicamente ligado a la actividad cinegética y ganadera, sino que también es utilizado como una herramienta más de gestión en la conservación de los ecosistemas y de algunas especies amenazadas. De este modo el control de depredadores exóticos introducidos es una herramienta fundamental de conservación en zonas donde estos han causado un gran impacto ecológico o pueden llegar a hacerlo. Pero también para el control de depredadores autóctonos relativamente abundantes que depredan sobre ciertas especies amenazadas. Sin embargo este tipo de control de depredadores solo se realiza en casos muy concretos, bajo un estricto seguimiento por parte de la administración. Por el contrario, el control de depredadores con fines cinegéticos es una medida ampliamente extendida en los cotos de caza menor españoles.  A pesar de esto, el número de estudios científicos existentes en este campo es reducido. En el estudio de los investigadores   F. Díaz Ruiz y P. Ferreras se revisan los trabajos científicos y técnicos realizados hasta la fecha sobre la gestión de depredadores generalistas en España, centrándose en las dos especies más perseguidas, zorro y urraca, y en dos aspectos: los métodos empleados y el efecto de las medidas de control tanto sobre los propios depredadores como sobre las presas, con el objetivo de obtener una visión general del conocimiento actual en esta materia.

Conclusiones

Los citados investigadores sacan como conclusiones de su trabajo, que, a pesar de que la depredación es una práctica habitual y extendida en el Estado Español, hasta la fecha se han realizado pocos estudios sobre el funcionamiento y los efectos que los métodos de control tienen sobre los depredadores cuyas poblaciones se pretende gestionar, sobre las presas que se intenta promover y sobre otras especies. En los últimos años se ha avanzado en el conocimiento de los métodos más eficaces, selectivos y respetuosos con el bienestar animal para la captura de algunos depredadores generalistas, como el zorro y la urraca, pero poco se sabe de otros aspectos relacionados con esta actividad. Los pocos trabajos que han abordado algunos de estos aspectos muestran aproximaciones a lo que a priori pudiera estar sucediendo en nuestros ecosistemas, como por ejemplo la baja efectividad del control para incrementar las poblaciones de especies cinegéticas, o la alteración de las comunidades de carnívoros.

Por ello, a juicio de los investigadores F. Díaz Ruiz y P. Ferreras son imprescindibles estudios rigurosos a medio y largo plazo que mejoren el conocimiento sobre el efecto de estas medidas en la dinámica poblacional de los propios depredadores objetivo, sobre otros depredadores, así como sobre la dinámica y tendencia poblacional de las presas que se pretende promover. Además se hacen necesarios estudios que esclarezcan en qué circunstancias estaría justificado realizar el control de estas especies, como por ejemplo qué factores determinan su abundancia, su efecto sobre las presas, cuáles son sus tendencias poblacionales o determinar rangos de abundancias a partir de los cuales podrían tener impactos importantes sobre las presas. Igualmente, son necesarios trabajos que comprueben la eficacia de medidas alternativas al control directo de los depredadores tendentes a reducir de forma indirecta los efectos negativos de la depredación en lo que se ha dado en llamar “el control de la depredación”, como por ejemplo la gestión del hábitat, la reducción de las fuentes de alimento sobreabundantes, o la recuperación de los grandes depredadores.

Más concretamente, y en relación con algunos métodos de captura,  vienen a decir que los métodos tradicionales como las jaulas-trampa para zorros son poco eficaces y poco selectivos, mientras que algunos nuevos sistemas como la trampa Collarum, parecen ser una alternativa aceptable. Las jaulas trampa para urracas parecen ser eficaces y selectivas, al menos en zonas agrícolas. Sin embargo es escasa la información científica disponible sobre el efecto del control sobre las poblaciones de los propios depredadores, sus presas y otras especies. Según la información existente, las medidas habitualmente empleadas no tienen un efecto claro de disminución de las poblaciones de zorro, mientras que sí parecen reducir las poblaciones de urraca a corto plazo. Igualmente los resultados no son claros en cuanto al efecto positivo sobre las poblaciones de presas, como sería esperable. Hay indicios de que otras especies de depredadores se pueden ver afectadas por el control, sobre todo cuando éste no es selectivo. Finalmente, consideran que es necesario un mayor esfuerzo de investigación en este campo que contribuya a una gestión sostenible y respetuosa con otras especies en los cotos de caza.

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