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La cría de lince en cautividad da las primeras alegrías

La cría de lince en cautividad da las primeras alegrías

Kodiak
comenzó a mostrarse
rara a partir de febrero, lo
que levantó las
sospechas de sus
observadores. La zona en la
que vive le gusta.
Reúne todas las
condiciones que una lince de
su edad, dos años,
necesita para sentirse
cómoda.

El clima, duro, no le
molesta y su alimento
principal, el conejo, nunca
falta. Tampoco es que
estuviera sola. En el
extremeño valle de
Matachel donde vive hay
otras cuatro
compañeras y seis
machos. Los responsables de
Life Iberlince, que siguen
como si fuera un ‘reality’
televisivo a todos los felinos
nacidos en cautividad gracias
a un collar de GPS, vigilaron
con especial atención
a Kodiak. 

 

Hasta que descubrieron
que estaba embarazada.
Toda una sorpresa. Solo
tiene dos años y es
inhabitual que estén
preñadas a esa edad.
El miércoles se
desveló que
habían tenido dos
crías, que se sepa.
Porque las linces pueden
tener hasta cuatro,
según señalan
desde Life Iberlince, aunque
lo más probable es
que no haya más en
la madriguera. «Es una
noticia estupenda
además ha sido en un
plazo muy breve. Se soltaron
en junio y en menos de un
año ya están
criando», explica
Ramón Pérez
de Ayala, de WWF. 

 

Es el primer nacimiento
en libertad de unos linces
criados en cautividad fuera
de Andalucía. «Es una
nueva muestra del
éxito del programa
de cría en cautividad,
que desde que
empezó a funcionar
va cumpliendo los objetivos,
como tener un stock de
linces en cautividad
suficientes, reintroducciones
en el ámbito natural
y las reproducciones»,
añade Theo
Oberhuber, de Ecologistas en
Acción. 

 

De las últimas
sueltas que se han realizado
en Extremadura,
Andalucía y Castilla-
La Mancha, los
investigadores han detectado
que los linces «han estado
emparejando y copulando»,
lo que son indicios de que si
no pasa nada extraño
en lo que resta de 2015, el
año próximo
por estas fechas se
producirán
más nacimientos, ya
que su época de celo
se sitúa entre enero y
febrero con una
gestación de entre 65
y 71 días. 

 

«En la zona de los
Montes de Toledo se
empezaron a soltar
ejemplares un poco tarde
para la reproducción.
Fue a finales del invierno de
2014 y estaba el tiempo muy
justo para que los animales
estuvieran perfectamente
asentados en al zona. En
Ciudad Real, se hicieron
sueltas duras sin
aclimatación porque
era una zona donde
había estado el lince
y también era
demasiado pronto.
Esperamos que el año
próximo
críen», añade
el responsable de
WWF. 

 

 

Estos nacimientos
representan la primera
alegría para los
conservacionistas
después de un 2014
negro por la muerte de
ejemplares: fallecieron 27
por causas no naturales, de
ellos 20 por atropello
según destaca
WWF. 

 

Y algunas muertes se
produjeron por una mala
planificación en la
reintroducción de los
animales, sobre todo en
Castilla-La Mancha. Cuatro
de los ocho ejemplares
soltados en esta comunidad
tras ser criados en cautividad
murieron el año
pasado: Kala, por un golpe
en la cabeza; Kenitra, por el
disparo de un cazador; Kairos
por un lazo de caza y Kivu
por el ataque de otro macho
de su especie. 

 

«Eran necesarias
medidas previas para
asegurar que los linces
encontrase el hábitat
adecuado. No se ha actuado
de manera eficaz para acabar
con la mortalidad de las
especies», asevera
Oberhuber, quien destaca
que los linces son capaces de
cubrir 25 kilómetros
en una jornada. Por ejemplo,
los vigilantes se
sorprendieron de que dos
ejemplares se marcharan de
Toledo para darse una vuelta
por la Comunidad de Madrid
y Extremadura antes de
regresar a tierras
manchegas. 

 

FALTA DE
MEDIDAS 

 

Además de los
venenos, cepos y lazos
usadas en las actividades
cinegéticas, el otro
gran problema para la
supervivencia de la especie
son los atropellos, sobre todo
en la zona de Doñana.
Las organizaciones
ecológicas han
denunciado la
inacción de la Junta
de Andalucía para
acabar con esta
situación. «Nosotros
propusimos medidas hace ya
dos años. Pero,
¿dónde
está el dinero?
¿Cuándo se va
a hacer?», se pregunta
Pérez de
Ayala. 

 

Unas propuestas
«sencillas» de realizar, como
el vallado de diferentes
zonas, desbrozar las
márgenes de las
carreteras para que el lince
vea el coche y eliminar los
refugios tanto a los conejos y
a los linces; habilitar
más zonas de agua o
crear un paso para estos
felinos entre los puntos
kilométricos 305 y
310 de la A-4, donde en los
últimos años
han muerto nueve
ejemplares. Unas medidas
que no costarían
más de seis millones
de euros.

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