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«Mientras haya perros y caza mayor, yo encantada»

«Mientras haya perros y caza mayor, yo encantada»

Tzaitel Aldasoro es una cazadora de los pies a la cabeza. Nacida en Otxandio (Bizkaia) hace 27 primaveras es madre de Anitz, una niña preciosa de año y medio que la ha obligado a solicitar una “excedencia” a la caza, como ella dice, para dedicarse en cuerpo y alma a su pequeña. Eso sí, con un marido cazador, 5 grifones y sabuesos en casa y participando de manera activa en campeonatos de rastro. Una auténtica todoterreno.

Mujer y cazadora, ¿se lleva fácil?

Este es un mundo de hombres y más la caza mayor, pero yo siempre he sido una más entre ellos. Sí que es cierto que destacas, que eres diferente dentro de un grupo de 40 hombres, pero siempre de una forma positiva. Allá donde he ido me han tratado con mucho respeto, compañerismo, cariño y sobre todo me han intentado enseñar (no sé si he sido buena alumna pero lo he intentado).
Es más difícil fuera de este mundillo decir cual es tu afición. La gente se sorprende y no siempre de forma positiva.
Pero la caza ha sido mi forma de vivir durante años así es que es fácil seguro.

¿Más fácil quizás que «ama» y cazadora?
Mucho más fácil sin duda. Yo si voy a cazar estoy al 100% a cazar. Y yo decidí ser ama al 100% porque es como entiendo la maternidad, así es que hoy día me conformo con ir a los concursos de rastro, dar una vuelta al monte, oír alguna batida y escuchar cómo ha ido la jornada de caza siempre con Anitz junto a mí. He tenido que pedir una «excedencia» a la caza. A veces tengo la sensación de que vivo entre dos mundos, caza y maternidad.

¿Anitz será cazadora también?

Quién sabe… Por ahora le encantan los perros y las traías pero de ahí a cazar va mucho. Lo que decida hacer que lo haga porque lo siente y con eso me vale.

Al menos, comprenderá y entenderá esta afición…

Yo creo que los hechos valen más que las palabras y en el día a día verá lo bueno y lo malo de la caza. Lo tendrá fácil para comprender, entender y respetar la caza.

¿De dónde te viene la afición?

Mi padre era cazador y cuando era pequeña me contaban sus historia de caza (el ya murió así es que me las contaban otros). Además me he criado entre cazadores y ganaderos, que narraban historias que hacían que se me pusiesen los pelos de punta. Yo quería vivir esas historias y sentir todo eso que contaban.
En casa la caza es algo que has vivido desde pequeña, pero después has elegido pareja cazadora también.
Yo siempre quise cazar pero mi madre me lo tenía prohibido. Me movía en ese mundo y lógicamente me junté con un cazador que me empujó todavía más a la caza y aquí estamos los dos. Hemos cazado juntos y cada uno por nuestro lado. Creo que cazando dejamos de ser pareja para ser compañeros de caza.

Un hombre, tu marido, que además vivió de cerca lo que un cazador nunca desea vivir.

Fue un accidente en el que no hubo error humano. Hubo suerte, un par de cicatrices y una historia para contar. Son cosas que pueden pasar si te pasas la vida entre armas


¿Afronta las jornadas de caza de otro modo desde entonces?

Recuerdo que la primera batida después del accidente estábamos con los perros los dos y oímos que gritaban «jabalí». Sabíamos que detrás venían los tiros, nos miramos y nos encogimos. Nunca se me olvidará aquella mirada. Yo estaba embarazada de poquito tiempo y no he vuelto a una batida. Creo que es instinto maternal. Tengo que estar perfecta para cuidar de Anitz. Para Juanba nunca será igual, pero siempre he dicho que Juanba vive para cazar y eso no le iba a quitar la afición.

De las modalidades de caza que has probado, ¿con cuál te quedas?

Creo que es obvio, me quedo con la caza del jabalí. Me gusta cómo se caza en Bizkaia, un poquito de rastreo por la mañana y luego batidas cortas. Pero siempre que he podido he ido encantada a cazar a otros sitios en los que se caza de otra manera y he disfrutado mucho. Mientras haya perros y caza mayor, yo encantada.

Además lo tuyo es ir con el perro, ¿no?
Me encanta, pero en mi cuadrilla se necesitan personas con armas así que hay veces que hay que coger el arma. Pero pudiendo elegir dame una buena perrada de esas que levantan el monte y que se quite el resto.

¿Cuántos perros tenéis en casa? ¿de qué raza?

Cinco y uno que viene de camino desde tierras cántabras. Todos grifones y sabuesos, de los perros de nuestro amigos cántabros.
¿Alguno más especial que los demás?

Nash. Es especial, no es la mejor ni mucho menos, pero nació en casa y tiene un carácter muy alegre, es muy nerviosa, es con la que concurso. Dicen que de carácter se parece a mí. Ahora mismo tengo especial ilusión por los cachorros, espero que hagan correr a muchos jabalíes.
Los perros de caza mayor tienen algo que enganchan… ¿qué puede ser?

Con ese ladrido o los odias o los amas, una de dos. Oír como retumba el monte hace que se te pongan los pelos de punta, muchos días te metes a la cama y los sigues oyendo.
A mí me parecían perros insípidos y sin expresión pero necesitaron poco para conquistarme.

¿Cómo describirías lo que se siente al notar que el perro ha dado con un buen rastro?

Difícil pregunta. Lo primero que para darte cuenta de eso necesitas muchas horas detrás de un perro. Creo que la palabra exacta es alegría, pero a la vez preparación porque tienes mucho trabajo por delante hasta buscar el jabalí y eso requiere pensar como ellos.
La caza mayor vive un momento dulce en Euskadi. ¿Tenemos jabalíes para rato?

Hay jabalíes y prueba de ello son los daños que sufren cada día los ganaderos y agricultores. Pero la caza hay que cuidarla y eso es tarea de todos.

¿Tiene futuro la caza en Euskadi?

Pocos jóvenes se ven y los que llegan es para coger la escopeta y no los perros. Los perros requieren tiempo y  trabajo, además la sociedad no acompaña mucho.

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Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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