Friso
Friso
Friso
Friso

Biur y Urbi

A finales de marzo, en cuarto creciente, a las nueve de la noche, con viento suave del sur y el cielo despejado, se alinean la luna, Venus y Júpiter, del este al oeste. En la regata que tengo prácticamente a mis pies, discurre el agua clara, y junto a las raíces de un sauce llorón, están borboteando dos grandes truchas, las cuales han vuelto de su viaje nupcial desde la cabecera del río.

Comen y devoran todo lo que encuentran, la temperatura del agua está subiendo y tienen que recuperar las energías que han gastado. Estamos en primavera.

Cuando observo a esta pareja de truchas que las llamo Biur y Urbi, tengo que decir que cuando conocí esta regata, de acceso difícil, mi vehículo era una bicicleta y el equipo de pesca consistía en una caña de dos piezas, sin anillas, con un corto sedal sujeto en la puntera de bambú negro. El aparejo era de un metro de nylon del 0,2, con un anzuelo del 7 y dos plomos a unos diez centímetros. Respecto al cebo, no hace falta preguntar, siempre lombrices, pero qué anélidos; los de verdad y bien “purgados”. De complemento, botas de goma hasta la rodilla y un pequeño cesto sujeto al cinturón.

Indagar por el tamaño y el número de peces resulta innecesario, todo era válido, así que sin más miramientos las “escamas” iban al descanso de la cesta.

Hace dos años y medio, cazando por la cabecera del regato, observé que en un pequeño remanso tapado por hojas, éstas se movían bruscamente encima del agua. Dejé la escopeta y até al perro, para a continuación inspeccionar tanteando la  poza a mano, y con sorpresa saqué una trucha de más de veinte centímetros; tenía una mancha blanca en el lomo, me sentí “culpable” y la deposité aguas abajo. Seguí examinando el recodo y encontré otra trucha menor que la anterior, pero más gruesa, otra vez me veía “culpable” y la dejé en la poza.

Al año siguiente faltando pocos días para la apertura de la veda pude verlas juntas, a varios kilómetros río abajo, las distinguí, a una por la mancha, y a la otra por su forma ovalada, Los días que fui a pescar a ese regato, no lo hacía en el remanso en que las vi, me sentía cómplice de su habitáculo, y así hasta que otra vez las he vuelto a ver.

Artículos: 6
1 Star2 Stars3 Stars4 Stars5 Stars (No Ratings Yet)
Cargando...

0 Commentarios

  1. artea-encina
    1

    Migul Angel; Por obras, pinos,purines, repoblaciones de «no sé que», y por un largo etc.nos ha dedejo a los ríos sin ezkallus, mazkerras, cangrejos, ni arboles de la ribera. Sin larvas ni mosquitos, en fin, sin la alegria de nuestros pajaros. A que le llamamos Primavera?

  2. Miguel Ángel Romero Ruíz
    0

    Preciosa historia, JUAN. Algo parecido hacíamos alguno en Álava en los riachuelos que nutren el patano de Albina cuando las truchas iban a desovar . Ahora no hay nada autóctono y es una pena. Esa es la verdad. Es uno de los paisajes más bonitos de Álava, pero lo han masacrado sin piedad.
    UN ABRAZO

About The Author

Artículos Relacionados