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Cazador: una manera de sentir, un orgullo

Que la caza es una forma de vida es algo que el que no la siente, ni la entiende, jamás podrá compartir. Me refiero a una afición dedicada a entenderla, disfrutarla y sufrirla los 365 días del año. Bien sea de manera cercana y directa, como gestionando cotos, cacerías, sociedades de caza, etc. de manera global, o también  de manera particular,  como cazador de a pie, y algunos de las dos maneras, que ya tiene más mérito.

Un buen amigo valenciano, grandísimo cazador, dice que: “sino estoy cazando, estoy pensando en ello” y otro grande de Aragón dice que “sólo entiende mi locura quién comparte mi pasión”. Voy a hacerme eco de estas dos reflexiones, que creo comparto de manera conjunta e incluso más fuerte si cabe aún, y si puedo las voy a ampliar.

Cazar es sentir. Es un reto ancestral que sólo compartimos y entendemos los que quizás estemos anclados en nuestras más profundas raíces humanas. El  resto de personas que no la entienden, seguramente con su filosofía pseudo-ecológica, hace millones de años, no hubieran aguantado por mucho tiempo ahí fuera, porque la propia naturaleza hubiera hecho su selección, y al no ejercer la caza pues hubieran sucumbido a las fauces de la propia naturaleza que hoy en día tanto defienden.

Pero vayamos a ejemplos claros de sentir la caza y defenderla de todo lo que agresivamente la rodea, y que paradójicamente lo escribe un cazador, el cual llega a dar muerte a las piezas, con lo que alguno afirmará que es lo más agresivo que puede sucederle a un animal. Estoy de acuerdo en ese punto, y lo comparto. Lamentablemente,  es la consecuencia de la acción de cazar, perseguir y dar muerte a un animal, lo sé, y cuando oigamos a un cazador decir que devolvería la vida al animal, pensar que habla con el corazón abierto, sin ninguna duda.

La caza era un reto y un trabajo, conseguir la  comida primaba. Hoy en día sigue siéndolo, al reto me refiero, porque afortunadamente, podemos defendernos de otra manera para subsistir, pero aquellas formas y maneras continúan después de millones de años, ¿qué tendrá la caza que engancha?
Porque las personas queremos adentrarnos en ese ritual, a veces colectivo, a veces individual, que nos lleva a viajar en el tiempo, con el mismo fin.

Dichas estas reflexiones, voy a dar la vuelta a la tortilla, y ver la caza desde el punto de vista de la vida, y no de la muerte, que es el que interesa colocarnos de etiqueta a los cazadores, y que bien pudiera ser al revés.
Me voy a ceñir concretamente en una especie cinegética, la perdiz roja. Especie que conozco un poco y que defenderé hasta el día que llegue mi hora. Pero bien podría ser cualquier otra especie de caza, para que nos entendamos, porque todas tienen dentro del colectivo de cazadores españoles su “Apega” particular. Podría nombrar tantas y tantas, que aplaudirían hasta los animales.

He nombrado Apega, que quiere decir Asociacion de Perdigueros de Gata, situada en Alicante, que nació un gran día de la incertidumbre de unos cazadores preocupados por la situación de la perdiz roja, y que en contra de las perdices de goma que están desplazando a las autóctonas, querían luchar por defender a nuestra reina. Reina que se merece un tratamiento especial, que no se da desde ningún otro estamento, y que solamente los verdaderos cazadores, sacrificamos nuestras vidas, con trabajo, dinero y dedicación por darles a ellas un futuro mejor.

En concreto, esta gente crea escuela en los jóvenes y realiza jornadas de aprendizaje y concienciación para y por la caza, me viene a la mente, también, la gente de Juvenex, en Extremadura, con una labor también encomiable por aquellos lares tan distantes, pero con un mismo fin.

Los socios que representamos a esta asociación perdicera, somos una gran familia de amantes de la naturaleza, la vida, la caza y la perdiz, y realizamos gestiones en nuestros cotos, y día a día nos ayudamos unos a otros para que nuestros acotados vayan mejor. Con acciones y consejos, control de predación, bebederos, comederos, siembras exclusivas, etc… y con la mira puesta en un futuro impecable para esta nuestra reina.

Somos muchos y cada vez queremos ser más, cada uno de una parte del país, con grandísimos espadas de la caza nacional, guardas, gestores de caza, grandes comunicadores… en definitiva, cazadores.  Por eso no hay más que querer a la perdiz, y hacerse socio (15 € es la couta anual). Ello hará crecer a esta familia, la cual tiene como objetivo este año, aparte del encuentro anual de verano, hacer una jornada cinegética en “La Mancha“ a primeros de octubre que será el inicio de la verdadera expansión y empujón definitivo que merece esta asociación. Ya que a buen seguro tendrá una gran repercusión mediática y hará que los verdaderos cazadores amantes se sumen a nosotros con un mismo fin.

Creo, pienso y realmente espero que Apega sea algún día condecorada por su labor a favor de la perdiz, realmente altruista, y que sea reconocida por esos sectores que están en contra de la caza, y también por los que están a favor. Sería un gran premio.
Con este ejemplo, quiero decir que trabajando con cariño y dedicación por la caza se da la vida a una especie que está pasando muy malos momentos, y que cuando se puede se caza y cuando no, se trabaja para la vida. Esa es mi humilde reflexión.
Larga vida a la caza y a las perdices.

Contacto:
apegaperdiusdegomano@hotmail.com

Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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1 Commentario

  1. francisco luis delgado alferez
    0

    mis mas enhorabuena por ese pedazo de articulo q te has marcado Mikel, si algo tengo que decir que un cazador no es asesinar, matar, mas bien ; ecologista y defensor de todo lo que conlleva a la caza tanto en la flora como en la fauna. bonitas palabras. un saludo cordial nos vemos el 10 de octubre. eskerrik asko¿ y agur

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