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«Kazar» en Media Veda

Hoy os voy a contar mi vivencia esta  Media Veda, casi “Kazando”. Y digo lo de “casi”, porque las adicciones (y ésta del gatillo lo es) hay que dejarlas poco a poco, como de fumar. A la vista de lo que os voy a contar y de lo que podéis ver en el vídeo al final del artículo, espero con verdadera impaciencia  vuestros comentarios y opinión.

Ya sabéis que tengo ideas particulares sobre la caza que no gustan al gran público cazador, y que muchas veces se me califica de no tener ni idea de caza, ni de campo, amén de ser el más típico ejemplo de un anti-caza (y esta apreciación os juro que es lo único que sinceramente sigo sin entender). Así que, fiel a mis detractores, y como podréis leer a continuación, mi loca elección para esta Media Veda no podía ir más en línea y ser más acertada con el tópico que se tiene de mi persona en los comentarios al pie de mis controvertidos artículos de opinión.

Diez hectáreas (si, habéis leído bien, ¡diez hectáreas!) de terreno de pasto, y a una altitud de unos mil metros, serían mi elección para la Media Veda. Terreno que por sus exiguas dimensiones y por su completa  falta de cultivos cerealistas (y de cualquier otro tipo), sería desdeñado por cualquier cazador con un par de dedos de frente, pero que para mí, por razones que guardaré en lo más profundo de mi “desconocimiento” cinegético, entró como un flechazo.

Y puntual a mi cita, allí estaba yo, a las 8 de la mañana del día 15 de Agosto. Solito. Con mis perras setter y un amigo que venía dispuesto a descojonarse (cariñosamente) de su homónimo y a comer un buen puchero de alubias después. Frente a mí, el amanecer,  un pastizal de diez hectáreas y mis dos amores (mis perras) que se disponían a escudriñarlo centímetro a centímetro.

 A las ocho y quince minutos, tenía la primera muestra, y salían el primer par de codornices. La cosa continuaría de esa guisa, de tal forma que sobre las once de la mañana, ya en retirada por los 26º que se sentían a quemazón, ya habíamos levantado otras doce más con sus sendas polladas.

Por supuesto, no disparé a ningún pollo (y fueron muchos), ni a su progenitora, dejando crecer a los primeros y permitiendo que hiciera su labor maternal y educativa la segunda, como debe ser, si realmente nos creemos a pies juntillas y somos consecuentes con eso de ser respetuosos con las especies y la caza.

Como sé que les gusta la carne, les diré que ese primer día, al final de la jornada, en mi colgador, solo había dos codornices. ¿Qué malo verdad?, cualquiera de ustedes hubiese finalizado la jornada con al menos ocho. Si usted pensó esto, permítame que le dé mi sincera opinión: Hay que ser realmente imbécil y cromañón para juzgar una jornada de caza solo por las capturas y no por los lances vividos.

Y le explico el motivo de mis raquíticas capturas. Como soy el raro de Desveda, fui un paso más allá. Decidí disparar solo a una de cada tres codornices mostradas por las perras, intentando ser en parte consecuente con ese artículo, “biblia del demonio” y tildado como “Manual del anti-caza”,  que corre por ahí llamado: “Kazar y los Kazadores”.

Pero en las siguientes jornadas fui un poco más allá y ya ni tan siquiera cogí la escopeta del armero, siendo la videocámara mi única arma. La consecuencia de mi decisión de no apretar el gatillo con la asiduidad con la que usted lo hace, es que, la codorniz que volaba hoy sin ser disparada, era la codorniz que al día siguiente (y al siguiente, y al otro, y al de después…) me depararía otra magnífica muestra de mis perras, aumentando los días en los que  poder trabajar a las piezas de caza, la diversión, el entusiasmo y los lances, amén de ser por ello más resabiadas y ponérselo más difícil a mis “hijas” (mis perras, con cariño), con lo cual, mis canes aprendían un poco más  cada día y eso las hacía indudablemente mejores, más astutas. Sin miedo a equivocarme mucho,  mirando los videos que grabé en cada jornada de caza, más de sesenta muestras a codorniz salvaje en la primera semana en esa minúscula finca drogaron mi espíritu, calmaron mis ansías de lances y lograron que en cada jornada volviera a casa sonriendo y con ganas de que llegara la siguiente.

Por lo tanto, como hasta el más acérrimo enemigo de la “kaza” puede deducir, si optamos por relajar el gatillo, tendremos piezas de caza durante más días, éstas aprenderán a evitarnos y a burlarnos, y por ello nuestros perros de caza deberán espabilarse más, nuestra temporada de caza será más larga, seremos probablemente más felices y menos estresados, disfrutando de matices del lance que las ganas por apretar el gatillo no nos dejan apreciar y seguro que encontraremos un disfrute alternativo no en decidir sobre la muerte del animal, sino en decidir sobre su vida, decisión mucho más gratificante. Otra cosa es que intentarlo, nos dé auténtico pánico, que estemos inseguros de nosotros mismos o de nuestros perros, o que en pleno siglo veintiuno seamos beatos de la frase: “si se levanta, leña”.

No todo el mundo comparte mi visión particular de la caza, y los hay que valoran otros aspectos como una buena percha de la que fardar entre clarete y tinto, aunque esta contenga pollos, por aquello de que: “¿para que los voy a dejar crecer si va a venir otro detrás de mí y los va a matar?”. También hay de los que gustan cazar en manada, con cinco amigos y doce perros, batiendo los rastrojos, molestando al personal más que obteniendo resultados, o  aquellos otros que se pasan la mañana corriendo en la dirección donde suenan los tiros de otros cazadores, sin olvidar a los que se cruzan porque sí, y no les llames la atención porque ellos han pagado igual que tú. Por todos ellos, porque no aguanto esas otras escenas clásicas de la Media Veda, es por lo que valoro la paz, la soledad, el ritmo de caza, la armonía, la tranquilidad y el contacto puro con la naturaleza, tus perros y tu “yo” interior que te da una “campa” de caza.

Mi decisión personal  de cazar  de una manera más próxima a la “Kaza” que a la caza tradicional, se desveló como una de las últimas Media Vedas  que recordaré (y podré ver en mi televisor cuantas veces quiera durante el resto de mi vida) con más cariño y que, me ratifica en lo dicho en artículos anteriores.  Poco a poco, pasito a paso, de manera que no nos sea traumático, considero que hay que empezar a desengancharse de esa droga que es el gatillo de la escopeta, porque no puede ser que él nos controle la voluntad, debemos ser siempre nosotros los que estemos al mando de nuestras decisiones. De verdad, si os animáis, merece la pena intentarlo.

Y para que vean que no miento (nunca miento, aunque a algunos les gustaría que lo hiciera), les dejo un pequeño video resumen (el video completo me lo guardo para mi disfrute personal) grabado el primer día de Media Veda en la pequeña zona de caza de la que les hablo en este reportaje. Les advierto que el video no es apto para muchos de ustedes, y les puede ocasionar una úlcera estomacal, emitir comentarios despectivos y otros síntomas asociados a la incapacidad de dejar de matar, ya que, se llevarán la mano a la cabeza cuando salga una codorniz y no se la dispare. ¡Y no les digo nada cuando vean a un presunto “anti-caza” cazando! En fin, Señor, dame paciencia.

Esto es “Kazar”, y contrariamente a lo que muchos opinan, ni es  de locos, ni es surrealismo, ni estropea a los perros, ni majaderías de bar similares. Son hechos comprobados, es respeto absoluto por las especies de caza, es realidad y sobre todo, ¡futuro!

Muchas gracias por su tiempo, y nos leemos, si gustan, el mes que viene.

Para  ver el video:
Opción 1: Entrar en YouTube o en Google, y en el buscador poner: “Caza responsable en Media Veda”
Opción 2: Copiar el siguiente link en su navegador web:
http://www.youtube.com/watch?v=p0zP2oixth8&feature=player_detailpage
Opción 3: Supongo que Desveda añadirá el video en la sección multimedia de la web.
En cualquiera de los casos anteriores, una vez que estáis en el video, podéis verlo en alta definición pulsando sobre el engranaje y seleccionando 720p o bien 1080p.

* Foto Mikel Zarobe. Muestra de las perras del autor en la zona de caza que trata este artículo.

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8 Commentarios

  1. Hoytower
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    Yo me apunto a Kazar.

    Después de leer tu artículo y las diferentes opiniones, no he podido resistirme a escribir unas líneas.
    Primero para darte las gracias por este ???valiente??? articulo (ya estoy esperando el próximo) y para animar a mas compañeros de afición a dar estos pasos.
    Los pasos que hoy demos son los que marcarán el futuro de nuestra afición (¡animo jóvenes por la caza !), y yo quiero seguir cazando por muchos años???.
    Tenemos ejemplos claros, como el de la pesca, en la que la afición al lance está por encima de las capturas, en la que ya no cuenta cuantos peces llevas en la cesta sino de cuantos lances has disfrutado, en la que unos rios que se iban vaciando paulatinamente, han recuperado el esplendor de años pasados??? ¿es posible esto en la caza? Yo creo que SI.

    Yo quiero Kazar y lo voy a intentar ¿alguien más se anima?.

  2. Mikel Zarobe
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    Hola Patxi. Coincido plenamente contigo y en mi comentario anterior he explicado que no pretendo decir que o kazas o eres un carnicero, nada mas lejos, aunque reconozco que el texto por mi escrito y mi «fama» en esta revista (jajaj) da pie a esa suposición. Lo dicho, «kazar» es una opcion, no una religión. Todos los cazadores no son carniceros por el hecho de cazar lo que sus perros les ponen. Confieso que me deje desanimar porque al acompañar a un amigo esta media veda comprobe como todos y cada uno de los cazadores de su coto primaban la percha al trabajo del perro y eso me hizo ser tan grosero en algunos aspectos de este articulo. Ya sabes, un calentón de mala leche ante una vision que me recordó a otras experiencias vividas antaño y que para nada son justas con las acciones de los cazadores que tienen una visión bien distinta. Nota final: Un día publicado, 36 votos positivos y ninguna critica negativa… me estoy asustando… sera que cada vez más cazadores se pasan al «lado oscuro?». jajajaja, es broma!. Muchas gracias a todos y de seguro que mañana tengo ya algun san benito colgado. Un abrazo.

  3. patxi garcia
    0

    Como casi siempre, me gustan tus articulos, creo que cuando definiste en otro artículo lo que entedias por «kazar» dije que no me parecia descabellada la idea y sigue sin parecermelo. Aunque yo, ahora mismo no vaya a hacerlo por que me gusta mas cazar que kazar, cuestión de gustos. Coincido con Julen Rekondo en que no deberia de convertirse en una religión, ni tampoco se deberia de peyorizar, o minusvalorar el que uno decida cazar. copio y pego lo por ti escrito «No todo el mundo comparte mi visión particular de la caza, y los hay que valoran otros aspectos como una buena percha de la que fardar entre clarete y tinto, aunque esta contenga pollos, por aquello de que: ???¿para que los voy a dejar crecer si va a venir otro detrás de mí y los va a matar????. También hay de los que gustan cazar en manada, con cinco amigos y doce perros, batiendo los rastrojos, molestando al personal más que obteniendo resultados, o aquellos otros que se pasan la mañana corriendo en la dirección donde suenan los tiros de otros cazadores, sin olvidar a los que se cruzan porque sí, y no les llames la atención porque ellos han pagado igual que tú. Por todos ellos, porque no aguanto esas otras escenas clásicas de la Media Veda, es por lo que valoro la paz, la soledad, el ritmo de caza, la armonía, la tranquilidad y el contacto puro con la naturaleza, tus perros y tu ???yo??? interior que te da una ???campa??? de caza.» Hecho de menos a esos otros muchos que salimos de madrugada, muy de madrugada robandoles horas al sueño y al curro, llegamos al cazadero, salimos con ilusión, perros y escopeta, ni nos cruzamos, ni corremos, ni aparecemos por el bar, dejamos cazar a nuestros perros, a veces nos ponemos de mala hostia si lo hacen mal, o no lo hacen como queremos, otras disfrutamos, otras nos llevamos desilusiones, pero al final, colgamos media docenita, o una o el cupo y con las mismas salimos dos dias despues con las mismas ganas. Y con esas mismas ganas estamos esperando que lleguen ya las sorditas, para cazarlas ahora y «kazarlas» luego en febrero, marzo o abril. Un saludo. y lo dicho, un placer leerte.

  4. artea-encina
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    Becada.
    La llegada a una finca rustica y extensa de dos cazadores con sus perros, previa cita confirmada, en el porche de la casa les recibe su propietario, después de los saludos de rigor con el correspondiente güisqui de bienvenida, les entrega dos cartuchos, previo pago de un módico importe para poder cazar en su terreno. Es costumbre que al despedirse después de la cacería, se entregue al anfitrión un cartucho por cada cazador.
    Durante el tiempo que dura el ejercicio, los perros desarrollan todas sus habilidades, pues hay piezas suficientes, y cuando en alguno de los lances llega a la ???plenitud???, se efectúa el disparo al objetivo, la becada, con resultado final de la cacería de una pieza o dos como máximo.
    Es de observar que los perros en estas circunstancias cazan ???bien???, no como cuando las limícolas escasean, y cuando solemos disparar pronto y mal a lo que ???adivinamos???, lo que se ???mueve??? o se ???oye???, y eso rara vez, sin que nuestro indispensable y sacrificado complemento se ???entere???, alarmándose la mayoría de las veces por el ruido del tiro.
    Nota. La finca sigue normalmente albergando caza para las próximas visitas

    Artea-Encina

  5. Mikel Zarobe
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    JULEN, Me ha encantado tu comentario! muchisimas gracias, realmente muy bueno, con tu permiso, lo copio y me lo guardo!. Respecto a «kazar» estoy de acuerdo que no debe convertirse en religion ni fanatismo, ni seguirlo al pie de la letra, y os confieso que cuesta y si encima te acompaña un amigo cazador, hay mas presion aun! jajaja. Respeto como bien dice Mikel Torne que haya cazadores que premien a sus perros intentando abatir toda la caza que ponen (sin ser en absoluto carniceros por ello), los perros necesitan morder, estoy de acuerdo cien por cien, nada me encantaria más que cada vez que muestran premiarles con un disparo, pero tambien estoy convencido que hacer eso siempre, no hará que en el futuro nuestros hijos puedan seguri cazando especies salvajes y me corroe la conciencia en cierto modo. Esto es como el reciclaje de basuras, tal vez haya llegado tarde, pero por ello no podemso dejar de hacerlo, asi evitaremos que las cosas vayan a peor. Creo que es la hora de la contención, poco a poco, poquito a poco, algo quedará ¿no creeis?. ALTUBE: los puestos de palomas sin escopeta no tiene sentido. La pregunta es averiguar porque el cazador que comentas en tu ejemplo, antes si abatia palomas y ahora no. Y porque puestos de paloma emblematicos quedan sin cogerse como se apuntaba en este mismo medio hace unos dias. Averiguar el porque y ponerle solucion es lo importante para la continuidad de la caza. De cualquier forma mi articulo habla de caza con perro, de puestos de palomas te confieso que poco entiendo. Un saludo a todos!.

  6. Julen Rekondo
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    Hola Mikel. El artículo me ha parecido muy bueno en todos los sentidos. Esa forma de Kazar, como le llamas tu, también es disfrutar de la naturaleza, de las aves y de la caza. Aunque puede tener su contraindicación: considerar esa forma de kazar como una religión, con la que deberán comulgar todos los cazadores, debido a que la caza dejará de existir. Y en eso no estoy de acuerdo. Salvando las distancias, mi admirado D. Miguel Delibes, también tenía su forma de cazar, con la que no comulgaban ni comulgan muchos cazadores, aunque yo sí, y otros muchos. Cito a continuación dos párrafos de sendos artículos suyos: ???Cazar y amar a los animales son cosas compatibles. Cazar no es matar, sino derribar piezas difíciles tras dura competencia. Uno regresa más satisfecho con dos perdices abatidas contra pronóstico que una docena a huevo. Reportaje Un maestro del cuento (10/05/2003) »
    ???Lo que hay que preguntarse no es si la caza es cruel o no lo es, sino qué procedimientos de caza son admisibles y qué otros no lo son. Artículo La caza: mi punto de vista (17/10/1982) »
    Y haciendo una comparación entre dos grandes cazadores, muy conocidos popularmente por cuestiones diferentes, se ve también la diferente forma de cazar cada uno (artículo que escribí hace tiempo en El Correo): La imagen que nos suele venir a la cabeza de E. Hemingway y Miguel Delibes no es la de hombres encerrados en su despacho, inclinados sobre sus escritorios corrigiendo los manuscritos. A Miguel Delibes lo recordamos junto a alguna de sus perras y la escopeta colgando del brazo. A Hemingway sonriente, con el rifle descansando sobre el cuerpo de un león o un elefante. Y es que cada uno de ellos encarna un arquetipo del cazador. Delibes es el amante de la caza menor, de cercanía, el que prefiere andar por el monte a las grandes expediciones. Lo suyo es la emoción de las patirrojas, levantarse al alba y desafiar el hielo, la escarcha o la lluvia, apurando la jornada hasta que la noche se vuelve oscura. ???Un par de perdices difíciles justifican la excursión; seis a huevo, no´, escribió. Hemingway, quizá como terapia para la intranquilidad que le llevaba de un punto al otro del globo, buscaba el desafío por encima de todo, el viaje lejano, el animal más grande, la situación más peligrosa, tal como narra en su libro Las verdes colinas de África, recopilación de aventuras de su primer safari. En él dice: ???Un continente envejece rápidamente una vez que nosotros llegamos. Los nativos viven en armonía con él. Pero el extranjero destruye, corta los árboles, consume y seca el agua???. Y es que ambos escritores eran unos enamorados de la naturaleza, de los olores y de los colores del campo, ya sea en Kenia o en los montes de Valladolid. Y supieron transmitir ese amor a sus hijos, como puede atestiguar Miguel Delibes de Castro, uno de los biólogos más reconocidos mundialmente. Porque Hemingway y Delibes, Delibes y Hemingway, solo parecían sentirse plenamente libres cuando estaban en contacto con la naturaleza o cuando la reflejaban en sus escritos. Exactamente como aquellos antiguos cazadores que se reunían en torno a la lumbre de sus cavernas y hacían vibrar a los de su tribu con historias reales o inventadas a los que intentamos emular todos los demás escritores.
    Ambas formas de caza me parecen muy legítimas y aconsejables. Como se puede ver, una aboga por la caza menor y otra por la mayor.
    El planteamiento de Kaza que haces en este artículo, Mikel, me parece, coom te he indicado, estupendo, aunque yo, en mi caso, lo combinaría con lo que llamas caza tradicional, pero en la línea de cómo lo hacía Miguel Delibes. Un abrazo. Julen Rekondo.

  7. altube
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    «Poco a poco, pasito a paso, de manera que no nos sea traumático, considero que hay que empezar a desengancharse de esa droga que es el gatillo de la escopeta, porque no puede ser que él nos controle la voluntad, debemos ser siempre nosotros los que estemos al mando de nuestras decisiones.» sobre dejar la escopeta a un lado explícaselo a la gente que está en el puesto para matar una miserable paloma mientras pasan millones. O a la administración cuando se hable de regular poblaciones de corzo, jabalí o conejo.

  8. mikel torne
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    Estimado Mikel:
    he de reconocer que no es facil hacer lo que tu has hecho,y es verdad que sino abates la caza,ahi estaran ,si es que no emigran,que en el caso de una pollada es dificil.El terreno que has cazado ,esta bien elegido,seguramente a priori lo tendrias localizado y sabias que alli habia polladas,no es mal terreno si encima tienen agua cerca,de todos es sabido que los perdidos gustan a las codornices por la proteccion que estos les aportan para criar,y si ha sido solamente por intuicion ,pues eres fino.Dejar de dar al gatillo es complicado para un cazador,que sale al campo a eso,y a dar a sus perros el maximo,y ese maximo es desde la muestra hasta el cobro,y sino abates no hay cobro,cada experiencia es un lance vivido al perro ,y cada cobro es una mas a su palmares,es dificil tener perros buenos cobradores ,y si solo vives de la muestra esa faceta la pierden los perros,y haber como se la inculcas.Yo entiendo lo de los pollos y las madres,porque yo lo hago,pero es mucho ir con la camara solo.eso ya es pedir al colectivo un imposible,y yo me apunto al imposible,y mira que tambien tiro de videocamara a veces,pero si salgo a cazar doy el 100 % por mis perros.Matar un pajaro a mustra solo,en codorniz vaya,y en perdiz ?? igual muerden los canes 4 contadas.Veo en el videop que te salen 6 y matas la primera,pero amigo el instinto de cazador,jejejeje como se te empalma la escopeta con las otras ,eh??? eso es irrefrenable,luego ya se ve que controlas pero…… es dificil,verdad ??
    espero que no te den mucha caña,aunque te auguro algun balazo cercano,ya iremos viendo.
    Por mi el articulo ,didactico y muy bien documentado,en desveda que te hagan un monumento,estas poniendo el liston alto a los que de vez en cuando aportamos alguna cosilla.
    Por otro lado no comparto esa forma de cazar,simplemente `por los perros,hay que darles todas las ocasiones de morder caza y aprender,no por ello somos carniceros.
    Un saludo
    Mikel

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