Friso
Friso
Friso
Friso

Reinas del camuflaje

Al hablar de la capacidad de mimetismo animal todo el mundo se acuerda de los camaleones, geckos, algunos insectos y mariposas, etc. Y ciertamente estas especies son maestras en lo que a ocultación se refiere. Pero hay un ser vivo que pasa tan desapercibida en estas conversaciones como lo hace en el medio natural: La trucha.

    La capacitación para cambiar de color y camuflarse con el entorno del habitante más emblemático de nuestros ríos es digna de admiración. Según sea el fondo del pozo donde habita (coloración de las piedras, raíces…) así será también la piel de la trucha que viva en él. Resulta curioso comprobar esto al asomarse dos personas (una pescadora y la otra no) a un río truchero desde cualquier puente. Mientras el pescador tiene el ojo ya acostumbrado a detectar las farios (por un boqueo, un ligero movimiento del agua…), al resto de personas les suele costar mucho más verlas por muy a la vista que estén. Esto ocurre gracias a su tremendo camuflaje. De hecho, si no fuera por los necesarios movimientos de las aletas y la cola para mantenerse a flote contra la corriente, parecerían absolutamente invisibles.

    Para el pescador esto no es nada nuevo. Sabemos que según el punto donde cojamos una trucha el color de ésta variará de forma asombrosa. Así, en zonas muy sombrías o en túneles, sueles ser mucho más oscuras, y en los remansos y zonas quietas, la piel blanquea mucho más. Pero lo más sorprendente es la velocidad con la que pueden cambiar de tonalidad. Siempre recordaré una ocasión en la que estando pescando en Gipuzkoa, detecté a escasos metros una trucha muy grande de color amarillo en una zona muy poco profunda, sobre un fondo de piedras muy claritas. Intenté en vano engañarla pasándole la lombriz por delante: ella ya me había visto. Entonces empezó a nadar y se colocó un par de metros río arriba, pero ya sobre un fondo de lodo mucho más oscuro que las rocas sobre las que estaba antes. En ese momento destacaba aún más el amarillo de la piel, pero para mi sorpresa en apenas unos segundos la trucha se oscureció completamente, hasta alcanzar una tonalidad muy similar al fondo sobre el que estaba ahora situada.

    Pero no todas las truchas tienen esa capacidad tan buena para esconderse en el entorno. Suele haber algunos ejemplares especiales, con una coloración característica rayada, que alternan colores oscuros y claros que las hacen muy visibles. Truchas con pijama las suele llamar mi padre. Y es que, en realidad, su pigmentación hace recordar a un pez que se ha puesto un traje para dormir. Y también su actitud, pues parecen estar dormidas. Las truchas con pijama, normalmente, suelen plancharse contra las piedras del fondo y pasan las horas completamente inmóviles. Apenas las ves moverse siquiera para alimentarse, y no suelen picar a menos que les pases el señuelo o cebo muy cerca de la boca. Este pijama se lo suelen poner normalmente machos de cabeza grande y flacos.

    No obstante, la coloración de los individuos de la especie Salmo trutta (trucha común), no depende exclusivamente de las características individuales del pozo que habitan. Existen grandes diferencias entre cuencas que las hacen únicas. En nuestro territorio podemos diferenciar dos grandes bloques: las cantábricas y las mediterráneas. Éstas últimas se diferencian principalmente de las primeras en que suelen presentar varias franjas verticales de tonos más oscuros por el cuerpo, como si estuvieran “atigradas”. Estas franjas se adivinan incluso cuando están dentro del agua. Además, normalmente suelen tener puntos mucho más pequeños. Luego por supuesto cada río tiene sus propias particularidades, que permite a los grandes conocedores de esas zonas saber dónde ha sido pescada una trucha sólo por ver el color de su piel, presencia y tamaño así como la distribución de los puntos rojos y negros, el color de la cola, etc. En realidad la variabilidad de la especie es tan grande que podemos encontrarlas blancas, negras, marrones, verdes o de color oro. De este último tipo son, por ejemplo, las del río Najerilla en La Rioja. Truchas con multitud de diminutos puntos y las características franjas oscuras de las mediterráneas sobre un cuerpo amarillo limón. Nada que ver con las farios negras del río Arnoia, en Ourense. Río de aguas negras y quietas, con truchas también negras y con el vientre también negro.

    A partir de ahora, cuando oigamos alabar las habilidades de camuflaje del camaleón, acordémonos también de la trucha. Ese habitante tan callado de nuestros ríos de color indescriptible y variable. Que cambia según cuencas, ríos, días y lugares, puede que hasta en función del humor que tengan. Algunas hasta se ponen, cuando tienen sueño, el pijama.

Rio Arranoaitz                                                              Rio Arnoia

 

Rio Artixa                                                                     Rio Najerilla

  

Rio Najerilla

 

Rio Ubera                                                                    Rio Urkulu

 

Iker Novoa Fariñas es el actual responsable de Pesca Continental de ADECAP GAZTEAK.

Artículos: 9
1 Star2 Stars3 Stars4 Stars5 Stars (No Ratings Yet)
Cargando...

About The Author

Iker Novoa Fariñas es el actual responsable de Pesca Continental de ADECAP GAZTEAK.

Artículos Relacionados