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‘Pasión por la espera’, una novela sobre la caza nocturna del jabalí “en un tú a tú solos por la noche” y de tributo a la naturaleza y la gente de campo

‘Pasión por la espera’, una novela sobre la caza nocturna del jabalí “en un tú a tú solos por la noche” y de tributo a la naturaleza y la gente de campo

La búsqueda de un gran jabalí macho sirve a José Luis González de hilo conductor para expresar reflexiones sobre el respeto por el medio ambiente y la puesta en valor de la sencillez y labor que realizan los habitantes del ámbito rural

En ‘Cómo empezó todo’, primer capítulo de la novela ‘Pasión por la espera’, José Luis González narra “cómo comenzó su amor por el campo y la naturaleza”, para lo que rememora la ilusión con la que “de crío” hacía las maletas para ir con sus padres a La Dehesa del Val, más conocida como ‘La Casica’, una pedanía de Bogarra, el pueblo de su madre, localidad albaceteña en el corazón de la Sierra del Segura: “El sonido del Seat 124 subiendo las cuestas”, el “serpentear de la sierra”, el olor a romero y pino y cómo su primo le llevó una noche “de espera” y descubrió algo maravilloso de lo que “nunca había sido consciente” antes como observar una puesta de sol y el firmamento en medio del monte una noche de verano, oír al autillo y el búho real o percibir cómo “pasa un zorro” a escasos metros de ti.

“Me quedé sorprendidísimo. En la primera espera nocturna de jabalí me enamoré” de este tipo de caza, la “única” que le gusta personalmente por todo lo que conlleva de “salir al campo de día, buscarlo, tropezarte con el paisano de la aldea, encontrarte con tus ancestros, tus tíos de la aldea perdida” y realizar un amplio trabajo de rastreo en el monte para después esperar por la noche la posible llegada de “un gran trofeo”, es decir, un macho de gran porte.

Tras desvelar cómo surgió esa pasión, refleja en la novela, estructurada en catorce capítulos, las experiencias y vivencias de los 28 años que lleva practicando la espera nocturna del jabalí en la Sierra del Segura, a la que acude en verano repartiendo el tiempo entre Bogarra y Alcubillas, pueblo natal de su mujer y donde residen los meses de estío.

“Independientemente de que el libro sea de caza”, ha intentado “transmitir otros muchos sentimientos” relacionados con la puesta en valor del “respeto por la naturaleza y la sencillez y labor que hace la gente de campo”, subraya González, que incluye conversaciones con pastores y habitantes de aldeas que le han aportado “consejos y lecciones de vida”, a lo que se suman las reflexiones que realiza al culminar cada capítulo sobre las vivencias experimentadas y en relación a valores frecuentemente olvidados como la sencillez, sinceridad y respeto por el entorno, sin la necesidad, muy ligada a los espacios urbanos, de buscar aparentar.

La espera del jabalí es “mucho más” que aguardar por la noche la llegada del animal, “conlleva toda una serie de estudios y trabajo previo hasta que das con él e intuyes por dónde puede pasar”, comenta González, que nunca “tira” a las hembras con cría y asegura que a veces ha estado hasta tres años detrás de un macho adulto que, con “un olfato y oído tremendos”, suele tener “una astucia y sabiduría enormes”. Se trata de “un tú a tú solos por la noche en el monte. Yo, sentado debajo de un pino o donde me ponga, esperando a que un gran macho, que te detecta fácilmente por la noche, pase por un sitio o coma, por ejemplo, en unos almendros”.

Pero para ello el día previo hay que buscar huellas, excrementos, si ha comido en una siembra o si hay colmillazos como marcas territoriales en los pinos. “El día entero lo dedico a recorrer el monte buscando pistas y, cuando doy con una que considero que es de un gran macho, estudio en la zona por dónde puede entrar, salir, a qué horas puede venir, dónde puede comer, si hay cáscaras que indiquen que ha comido esa noche ahí y cómo lo puedo esperar”. Es esa complejidad, “todas esas averiguaciones y contacto con la naturaleza, recorriendo constantemente el campo y leyendo lo que te dice”, lo que le gusta de este tipo de caza en la que “el tiro final” representa prácticamente apenas “un dos por ciento de lo que es la espera del jabalí”.

“En un tú a tú”

Puede suceder que en la primera noche lo puedas abatir, pero eso ocurre en escasísimas ocasiones, y también que transcurra “todo el verano y quedarte con las ganas”, pese a haberlo “oído entrar y escuchar que te da dos soplidos y dos ronquidos como diciéndote ‘te acabo de descubrir’ y se va corriendo y no aparece más en todo el verano, se va a otra zona”.

“Un jabalí si te detecta huye de ti, te avisa de que te ha detectado con un ronquido y chasquillar de dientes. Te ronca como diciendo ‘sé que ahí hay algo que no huelo todas las noches, huelo a humano, estoy oliendo tu ropa, vientos, me han llegado tus efluvios’, y con el ronquido de aviso se va”, describe González, que señala que “si lo vas a rodear, achuchar, arrinconar o está herido de un tiro de bala se va a defender como cualquier animal con la diferencia que éste puede pesar 110 ó 115 kilos con unos colmillos-navaja de veinte centímetros de largo, de manera que si arremete contra ti date por perdido en la oscuridad de la noche”.

“Hay que saber dónde ponerse para tener también tú vía de escape y verlo venir antes”, señala González, que reconoce que, cuando oyes a las dos de la mañana, solo en mitad de la oscuridad de la sierra, a un bicho de ese porte a diez o quince metros a tu espalda que te está roncando, se te ponen los pelos de punta”. Esa “adrenalina, emoción” también es “adictiva”, reconoce, para admitir que se trata de un tipo de caza con “un cierto peligro entre comillas”, puesto que “lo normal es que el jabalí te detecte y se vaya, salga huyendo”. Eso sí, “si le tiras no vayas detrás de él, déjalo hasta el día siguiente para ir a buscarlo con la luz del sol y un perro. No vayas a buscarlo con el mismo rastro de la sangre esa noche porque si está herido se va a dar la vuelta y va a acometer contra ti”.

González tiene previsto hacer dos presentaciones este verano, una en Alcubillas y otra en Bogarra, del libro ‘Pasión por la espera’, en el que incluye información sobre recorridos y espacios de gran interés a visitar en torno a la zona donde se desarrolla la novela como la Ruta de las Esculturas, el Picayo, la Torre de Haches o el Nacimiento del Río Mundo.

Fuente. lanzadigital.com

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Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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