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El aumento de la vigilancia reduce en tres años el robo de galgos de caza

De cuello largo y delgado, al igual que su morro, con cabeza estrecha y cola enroscada, y un peso que oscila entre los 20 y los 23 kilos, como mucho. Esta es la descripción del que fue hasta hace poco el objeto de deseo de los cacos quienes robaban con nocturnidad y alevosía, o a plena luz del día, a galgos de caza, sobre todo de raza española y sin cruzar, en los diferentes términos de las nueve provincias de la comunidad.

La fiebre por codiciar de manera ilegal estos delgados y raudos canes en el mercado negro parece estar decayendo, según asegura el presidente de la Asociación Regional de Criadores de Galgo Español de Castilla y León (Asgecyl), Lorenzo Masero, quien concreta que en lo que va de año se han producido un total de 10 robos de galgos en Zamora, Valladolid y Salamanca, frente a los 12 de 2010. Si estas cifras se comparan con las de 2008 cuando, en plena ‘operación Clavijo’, coordinada por la Guardia Civil de Zamora, los agentes de dicho cuerpo de seguridad nacional recuperaron 226 galgos en 19 provincias diferentes, se hablaría, según Masero, de un descenso en los robos de estos animales cercano al 75% en los últimos tres años.

«Este año hemos tenido pocos robos, gracias a Dios», comenta Masero, quien asegura que «el seguimiento que tiene ahora la Guardia Civil es bastante fuerte y nosotros en las cartas que mandamos a los socios siempre les decimos que si ven un coche sospechoso o persona no muy de fiar que llamen a la comandancia de su pueblo para que los controlen». A pesar de este descenso, los galgos de caza de Castilla y León son los más anhelados debido a que «son los más puros de raza española, mucho más que los andaluces o los extremeños, ya que están menos cruzados y para mezclarlos con otros son los mejores debido a su pureza».

Fino, huesudo y descargado. Esta es la fisonomía de galgo español, una raza que hasta hace seis años estaba desapareciendo, comenta Masero, quien agregó que «el objetivo de nuestra asociación es mantener la raza del galgo español ya que es una de las mejores del mundo por su pureza y por eso tenemos que cuidarla y mantenerla».

De 200 a 30.000 euros

Según los datos de Asgecyl, en Castilla y León habría un total de 1.700 galgos de caza de pura raza nacional de los cuales más de cuatrocientos estarían censados en Zamora y alrededor de trescientos, en Valladolid. Los criadores de Salamanca serían los terceros en la lista de la comunidad seguidos de los leoneses. «El precio de un galgo oscila entre los 30.000 euros si es un gran competidor y los 200 si no lo es tanto», explica Masero quien cree que muchos criadores y «gente con dinero» están dispuestos a pagar «estas cifras y más» por un animal de estas características que, de forma habitual, suele estar entre los tres primeros en todas la competiciones federadas de caza a nivel regional y nacional.

Un galgo de caza «con calidad», para llegar a la final de un campeonato correría al menos unas 20 carreras, entre las previas y las regionales, según explicó Masero quien agregó que «dependiendo de cómo sea la carrera de tres minutos o de uno, el animal puede coger hasta 60 kilómetros por hora y después bajar y subir el ritmo y recuperarse. Por esto pueden costar estas cantidades tan elevadas».

Entrenamiento

Los cachorros puros, como los denomina el criador, tienen un precio aproximado de unos 1.300 euros y su alimentación debe estar basada en piensos de calidad con mucho aporte proteico. Además de cuidarlos con mimo, a los cuatro meses ya comienzan a dar sus primeros pasos y a ser preparados puesto que «estos galgos son como los deportistas». «Como cualquier jugador de fútbol o tenista tienen que entrenar a diario», afirma Masero quien añade que «si no hacen un entrenamiento diario es muy difícil que puedan competir».

Una hora diaria corriendo suelto por el campo o «con correa y en coche a un ritmo de unos 15 kilómetros por hora durante 30 minutos» es más que suficiente para que el animal pueda coger musculatura. Cuando el can tiene unos 14 o15 meses «ya los pruebas en competiciones».
«Pero -añade- no es una edad idónea ya que una competición es muy dura puesto que a veces el perro tienen que correr hasta cuatro liebres en un mismo día para hacer un punto». explica Masero. Durante la época de competiciones los galgos tiene un pienso especial y para que estos puedan correr bien «deben estar muy atendidos y con calor ya que el galgo no es un animal para el frío».

Según Masero la elegancia y porte del galgo cada día está más de moda y muchos de los perros que no son aptos para competir tienen salida como animales de compañía ya que son muy dóciles, cariñosos y tranquilos.

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