En un mundo en constante cambio ya no sorprende la desaparición de algunos animales en ciertas regiones del planeta o su irrupción inesperada en otras.
Sin embargo, lo más habitual es que estas alteraciones sean fruto de la acción humana. Pocas veces son desplazamientos naturales y menos si hablamos de un mamífero carnívoro que conquista nuevos territorios en zonas densamente pobladas por nuestra especie.
Por eso, llama tanto la atención lo que está sucediendo en los últimos años con el chacal dorado (Canis aureus). Su distribución tradicional incluye casi todo el sur de Asia, desde Tailandia hasta la península de los Balcanes, ya en Europa. Sin embargo, recientemente se está expandiendo por el Viejo Continente.
¿Ya lo tenemos en España? El primer gran argumento para dar una respuesta afirmativa fue el hallazgo de un ejemplar atropellado en Álava en la A-1 el pasado enero.
El Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Martioda descartó que fuera un lobo ibérico y, tras tomar muestras y realizar análisis de ADN, confirmó en marzo que era un chacal dorado. Aunque ya se había documentado su presencia en Francia no dejaba de extrañar que no hubiera más indicios.
Ahora se ha dado a conocer una segunda prueba: un nuevo individuo ha estado apareciendo desde principios de mayo hasta principios de junio en las imágenes captadas por una cámara de un proyecto de voluntariado que tiene como objetivo realizar un censo del lobo en España y ayudar a su conservación.
El lugar, la comarca de las Merindades, al norte de Burgos, está muy próximo a la zona alavesa donde fue encontrado el anterior. Sin embargo, no todos los biólogos están convencidos ni de que el animal que aparece en imágenes sea Canis aureus ni de que este haya conseguido asentarse en la Península Ibérica.
Una polémica identificación
«Nosotros consideramos que la especie silvestre que aparece en las imágenes tiene una morfometría muy diferente a otras especies de la fauna ibérica y es muy compatible con el chacal dorado», explica a El Confidencial el biólogo Ángel Manuel Sánchez, investigador de la Universidad de Alcalá y director del proyecto Voluntariado Nacional para el Censo del Lobo Ibérico y Evaluación del Estado de Conservación de sus Hábitats Naturales.
No obstante, «no hemos afirmado nada de manera taxativa», debido a que se trata de una cámara nocturna. En cualquier caso, al ver las características del animal y con el antecedente del atropello, esa es la mejor hipótesis.
Otros expertos la rechazan. «Me ha asombrado la que se ha montado por un vídeo de un zorro”, comenta Juan Carlos Blanco, consultor y zoólogo especializado en el estudio y conservación de mamíferos. Tras realizar su tesis doctoral sobre los zorros y con tres décadas de experiencia en investigación, asegura que ese es el animal que aparece en las imágenes, «sin ninguna duda».
El carácter inequívoco que observa es que el dorso de las orejas es de color negro, mientras que los chacales lo tienen de un color canela similar al del resto del cuerpo. En su opinión, se ha montado una narrativa «en torno al atropello», que hasta ahora es la única prueba fehaciente de la presencia de Canis aureus en España. El único elemento de confusión que observa es «que le falta un trozo de cola», lo que le aporta «un aspecto un poco extraño».
Por el contrario, los responsables del proyecto del censo del lobo, sin afirmar al 100% que se trate de un chacal, descartan por completo la hipótesis del zorro.
La cámara de fototrampeo, que se activa automáticamente cuando un animal pasa por el campo de detección, también ha detectado un zorro en el mismo lugar. De esa manera, han podido realizar un estudio comparativo entre las dos especies encontrando clarísimas diferencias, aseguran, en elementos como las patas (las del zorro son mucho más cortas) o la cola (por su forma y tamaño). Además, el ejemplar que corresponde al supuesto chacal es un tercio más grande.
¿Una especie híbrida?
¿Y si ambas posturas tuvieran razón y no fuera exactamente ni un chacal dorado ni un zorro? Los responsables del proyecto del censo del lobo se abren a esa posibilidad y tienen una hipótesis no menos jugosa: podría tratarse de un híbrido entre Canis aureus y un perro doméstico.
«Las hibridaciones con perro se dan a menudo en ciertas zonas de Tailandia», explica Sánchez en referencia al otro extremo del mundo con presencia de este animal. Si esa información, compartida por los científicos del país asiático, se corrobora en España, sería una aportación muy valiosa para los biólogos, «porque nos indicaría que el chacal intenta dispersarse reproduciéndose con sus parientes más cercanos en ausencia de parejas de su misma especie».
Para resolver el misterio solo queda seguir investigando. El proyecto del censo del lobo, con sede en la Universidad de Alcalá, no solo se propone realizar una estimación del número de ejemplares de esa especie, sino que estudia el hábitat que ocupa en su conjunto.
Por eso, el grupo de trabajo de Euskadi está muy interesado en comprobar si el chacal es un nuevo vecino en los ecosistemas ibéricos. «Hemos hecho una red de recorridos en torno a donde tenemos la cámara y vamos a intentar recoger indicios recientes», señala el responsable de la iniciativa.
No obstante, la tarea es compleja porque los rastros que deja, desde excrementos a presas atacadas, son muy similares a los del zorro. Conseguir imágenes a la luz del día sería otro factor fundamental para despejar dudas. En cualquier caso, la prueba definitiva sería el análisis de ADN a partir de muestras biológicas, como ocurrió con el atropello.
No obstante, Sánchez considera que el resultado de estas pesquisas no es lo verdaderamente importante, porque si el chacal dorado aún no está plenamente asentado en la Península Ibérica, no cabe duda de que pronto lo estará. «Se va a empezar a reproducir en cuanto pueda y hay que estar preparados», afirma.
En este caso, prepararse quiere decir tener políticas diseñadas para gestionar la presencia de un nuevo animal, algo más grande que el zorro. «Es una especie que habita en las periferias de las zonas pobladas porque le atrae mucho la actividad humana», comenta.
Fuente. El confidencial