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El «mejor amigo» aprende a cazar

El perro sigue con la mirada a la presa. Permanece inmóvil, aguardando su momento. Con la espalda en tensión y las piernas flexionadas hacia adelante. Un estruendo sale del cañón de una escopeta. Pero el animal sigue quieto y cuando recibe la orden, arranca como una exhalación en busca de la pieza.

Después, llega el momento del cobro, en la mano del amo. Es el ritual más bello de la caza. Y un grupo de cuatro personas se dedica a reproducirlo en Berbinzana.

El Centro Canino de Mirandaola es una empresa que se dedica a criar perros para su posterior venta, así como a adiestrar canes de los clientes. Los propietarios son José Luis Aragón, campeón del Mundo de Caza Práctica, y Julie Penders, veterinaria especializada en comportamiento canino y juez de perros de muestra. Él es natural de Logroño, aunque ha vivido siempre en Navarra, y ella de Bélgica. Forman un matrimonio basado en el amor por los animales.

Julie conoce bien a los canes. Es la encargada de realizar la selección genética necesaria para que los perros sean de calidad. «Gran parte de los problemas que luego se dan proceden de una selección errónea. Si crías con una perra que tiene miedo a los tiros, el ochenta por ciento de la camada los temerá», señala.

En concreto, explica que es imposible resolver casos en los que los canes tienen problemas de carácter o nariz; ya que éstos tienen que tener una base sobre la que poder trabajar. «El instinto sí es algo que puede trabajarse. Nosotros siempre hacemos una prueba de 15 ó 20 días a los perros que nos traen, que no consiste más que en llevarlos a cazar perdices o conejos con José Luis», afirma.

Aunque para obtener un compañero de caza ideal, no sólo basta con que éste tenga buenos progenitores. El proceso conocido como sociabilización también es trascendental. Puede desarrollarse hasta las 16 semanas de vida del animal y permite que el cerebro del perro sea capaz de adaptarse de forma equilibrada a cualquier situación nueva, como puede ser el ruido de una escopeta. «Muchos dueños tienen a sus cachorros con su madre en la perrera y ni los tocan, luego comienzan a andar y no han visto a una persona en su vida, no han oído el ruido de un coche… y los traen para que los adiestremos. Muchas veces hago de predicadora en el desierto», afirmó.

Cazando se aprende

Una fase posterior en la que trabajan en Mirandaola es la de iniciación. Se hace para despertar el instinto del cachorro y se lleva a cabo entre los seis y diez meses. Ésto es clave en el perro. Debe conseguirse la muestra y que tenga pasión por la caza.

Por último, a partir de los 12 meses, José Luis se dedica al adiestramiento orientado a la caza. «A los cachorros hay que plantearles situaciones sencillas, en las que el perro pueda acercarse a la pieza, la pueda ver volar, la pueda morder. Hay algunos que empiezan a muestrar con la primera pieza. Pero lo normal es que antes hayan visto volar entre cinco y cincuenta. Si pasan de este límite, hay un problema, aseguró Julie.

Para conseguir que el perro sea el mejor aliado del cazador, Miradaola cuenta con una referencia internacional. José Luis Aragón es campeón del mundo en caza práctica y primavera, tanto en la modalidad individual como por equipos. Su especializad como adiestrador es la corrección de problemas en el animal. Él es cazador. Y trabaja para que «el mejor amigo del hombre» disfrute de este deporte.

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