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En el coto de Llanes se llevan cobrados 261 suidos en tres meses

El aumento de la población de jabalíes es alarmante y evidente. En cualquier pueblo de España, y ahora también en las grandes ciudades, hasta el más despistado de los vecinos puede explicar que en fechas recientes fue testigo de cómo una piara de verracos se paseaba por su finca a plena luz del día o que vio a los verracos merodear entre los contenedores de la basura, e incluso que acudían al reclamo de una buena señora que tiene la mala costumbre de ofrecerles todas las tardes unas cuantas barras de pan duro para que coman de su mano.

El jabalí mantiene una altísima tasa de reproducción, las hembras paren dos veces al año; carece de predadores naturales, y el hombre cada día le ha permitido colonizar más espacios por el progresivo abandono de la ganadería y la agricultura. Llanes, con más de 30 playas y concejo turístico por excelencia, es el mejor ejemplo para explicar la explosión de los macarenos. De hecho existe en el concejo un lote de caza llamado La Mar, por su cercanía al litoral, que es uno de los lugares más productivos para los cazadores. Y es que la mayor parte de las piezas abatidas entregan el salvoconducto a muy escasos metros de las playas de Andrín, Ballota, Toró, Poo, Celorio, Torimbia y San Antolín.

Desde el inicio de la temporada de caza mayor, allá por el mes de septiembre, los cazadores llaniscos, que se agrupan en once cuadrillas, llevan cobrados 261 suidos, lo que representa una media de 24 gorrinos por palomilla y un jabalí por cazador. Lo acontecido en las últimas fechas define perfectamente la situación. Y es que en siete días, desde el 4 de diciembre hasta el 11 del mismo mes, los cazadores llaniscos fusilaron, nunca mejor dicho, a 47 cerdos salvajes. Las monterías tienen asignados cupos de tres o cuatro piezas por día, en atención al territorio en el que se desarrolle la cacería, y ya hubo jornadas de comenzar la actividad a las nueve de la mañana y darla por concluida media hora más tarde al haber conseguido la cuota reglamentaria.
A pesar de las 261 bajas, el jabalí no se encuentra en peligro de extinción. Al inicio de la campaña los cazadores elaboran un plan de caza en el que toman como referencias la población de suidos y su lugar de residencia. El gran problema de la superpoblación son los elevados accidentes de tráfico por la presencia de jabalíes en la calzada.

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Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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