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«In fraganti» con 55 kilos de níscalos

Los micólogos sostienen que esta campaña de setas en Álava, que tiene en septiembre y octubre sus meses fuertes, está siendo «nefasta». La sequía de las últimas semanas y el viento Sur se han aliado contra la proliferación de hongos como el boletus, la pardilla, los níscalos, la platera, la angula de monte y otras delicatessen silvestres. Solo las itensas lluvias de la pasada semana, unidas a las suaves temperaturas de este veranillo de San Martín, pueden ayudar a salvar una de las peores rachas de los últimos años para la recogida de estos preciados frutos de monte. Eso si no llegan las heladas, como sostienen José María Iriarte y Vicente Blanco, expertos de la Excursionista Manuel Iradier y de Gorbeiako Bazterra, dos de las siete sociedades micológicas de la provincia.

De momento, lo que sí parece poco probable es que los guardas forestales de la Diputación vuelvan a sorprender a nadie tratando de llevarse a su casa la friolera de 55 kilos de níscalos. Esto es lo que ocurrió en los montes de Caranca (Valdegovía), donde los vigilantes forales sorprendieron ‘in fraganti’ a un desaprensivo con semejante saco. La Diputación acababa de activar la normativa foral que pone límite a la recogida de hongos y frutos silvestres. Solo se pueden recolectar dos kilos de setas por persona y día y además está prohibido, entre otras cosas, usar rastrillo y llevar lo obtenido en bolsas de plástico.

En 2009, el primer año de la puesta en marcha de una norma que persigue poner fin a los abusos y escabechinas, se saldó con 11 denuncias, siete de ellas en el parque natural del Gorbea. Los cerca de 40 guardas forestales sancionaron al de los 55 kilos, pero también pillaron a otros dos en Berganza con más de 14 kilos cada uno y a otro que los llevaba en bolsas de plástico. Lo mismo ocurrió en Gorbea, donde los vigilantes también descubrieron a ‘furtivos’ de las setas en plena acción nocturna, a sabiendas de que la recolecta está prohibida por la noche.

El pasado ejercicio apenas se pusieron tres sanciones, esta vez en Kuartango. Todos los sorprendidos con las manos en la masa se quedaron sin sus setas, que fueron decomisadas, y tuvieron que hacer frente a multas de entre 30 y 250 euros, en función de la gravedad de la infracción. Esta temporada, de momento, los guardas no se han topado con ningún aprovechado, según señalaron portavoces del Departamento foral de Medio Ambiente, quienes creen que las limitaciones han cumplido su objetivo de concienciar sobre la importancia de no esquilmar los recursos naturales.

La normativa foral establece una serie de limitaciones extensibles a toda la provincia. Pero deja en manos de los municipios y concejos propietarios de los montes la posibilidad de poder pedir un canon a vecinos y visitantes para poder recoger setas y hongos de sus montes.

El canon de Araia y Gordoa

Solo Araia y Gordoa, en Asparrena, han cogido ese guante, aunque las vecinas Zalduondo, Albéniz, Ilarduya y Egino están en ello. El alcalde del municipio, Diego Gastañares, de Bildu, es uno de los firmes defensores de la medida. Araia cobra a los foráneos 4 euros por día, 20 por semana y 50 por temporada si quieren recoger hongos y setas en los montes de Kukuma, Iturrioz y Aiondo, en pleno parque de Aizkorri-Aratz. A los vecinos les cobra unos simbólicos 5 euros por temporada. Pero además ha reorganizado y señalado caminos y veredas de manera que los coches no puedan campar a sus anchas por el monte. ??nicamente pueden aparcar en los lugares señalados.

Pese al arranque «muy flojo» de la temporada, Araia ya ha repartido 200 pases. «Desde el fin de semana pasado nos están llegando entre 20 y 25 guipuzcoanos al día», señaló el regidor. Precisamente, el hecho de que en localidades de la vecina provincia se permita recolectar hasta cinco kilos de setas al día ha llevado a Gastañares a sugerir a la Diputación una reforma de la norma general «al menos para algunas especies, porque no es lo mismo dos kilos de hongos que de angulas de monte», indicó. Lo mismo defiende Vicente Blanco, presidente de Gorbeiako Bazterra.
Mientras, Gastañares sigue mirando hacia la localidad navarra de Uzama y persigue crear un ‘parque micológico’ que haga de esa riqueza natural de Araia un atractivo turístico. De momento, en la carta de los restaurantes de la zona se pueden comer exquisistos platos a base de hongos y caza (paloma), invita el alcalde.

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