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La Junta ha autorizado este año la caza de nueve corzos en la Sierra de Guadarrama

En apenas un cuarto de siglo, el corzo (Capreolus capreolus) ha pasado de ser una especie poco frecuente en Segovia a considerarse un animal relativamente común, de fácil observación. El estado de su población en la provincia es, de acuerdo con los datos que maneja el Servicio Territorial de Medio Ambiente, “excelente”. Su área de distribución, que se ceñía hasta hace dos décadas a las cumbres de la Sierra de Guadarrama, ha ido ampliándose, de forma que la especie ocupa hoy prácticamente el 100% del territorio. En esta colonización, los valles de los ríos Eresma y Voltoya han ejercido como ‘corredores naturales’ para favorecer la dispersión del herbívoro, ahora de corriente avistamiento en la Campiña o la Tierra de Pinares.

La caza del corzo a rececho es, para los expertos en su práctica, “una de las modalidades cinegéticas más nobles”, puesto que el cazador tiene que demostrar en el lance agilidad y puntería. El tiempo de reacción entre la observación del animal y el disparo es muy escaso, toda vez que el corzo es huidizo, con buen olfato y oído, y para colmo, su avistamiento suele producirse en terrenos arbolados, lo que dificulta su caza.

Pero precisamente por todo ello, el cobro de una pieza resulta sumamente atractivo para los cazadores. Para cubrir parcialmente esa demanda, la Junta autoriza cada año la captura de un número determinado de ejemplares en la zona de caza controlada ‘Estribaciones de la Sierra de Guadarrama’, [espacio de cerca de 10.000 hectáreas dividido en tres zonas cinegéticas: El Espinar, Navafría y Riaza]. Este año, nueve, cifra sensiblemente más baja a la de 2009, cuando fue de 14.

El motivo de esta disminución debe buscase en el descenso de su población en la Sierra de Guadarrama. Aunque desde la Junta se reitera que, a nivel provincial, el corzo atraviesa “un momento magnífico”, se reconoce que, en el caso de la Sierra de Guadarrama, “su población ha caído”. Los primeros estudios citan varias causas, entre las que sobresale la brucelosis. “El porcentaje de abortos entre los corzos es muy similar al del ganado doméstico”, afirma un técnico de la Junta, que asegura haber constatado en este herbívoro silvestre un descenso de partos gemelares, antes muy habituales.

En cualquier caso, desde la Junta se pronostica que la reducción de la población en la Sierra de Guadarrama no será el preámbulo de una regresión de la especie en el resto de la provincia, al entender que el corzo es muy sedentario, y una vez que coloniza un territorio es complicado que lo abandone.

De cara a próximos años, fuentes de la Junta subrayan su intención de continuar con una “extracción sostenible del recurso natural”, de forma que la oferta pública de corzos no ponga en peligro la pirámide poblacional de la especie.

En su intención de animar a los cazadores a presentar solicitudes para la caza de corzo en ‘Estribaciones de la Sierra de Guadarrama’, la Junta asegura que el precio de cada pieza es “muy barato”: 150 euros de cuota de entrada y entre 400 y 500 como cuota complementaria. “Cazar un corzo en estos terrenos gestionados por la Junta vale en torno a los 600 euros, mientras que si se acude a fincas privadas, no baja de 1.000”, se insiste desde el Servicio Territorial de Medio Ambiente.

En cuanto a la calidad trofeística de los corzos extraídos, resulta “muy alta”, como demuestran las ‘medallas de oro’ logradas en los últimos años. “Muchos de los cazadores foráneos se llevan una grata sorpresa; no pensaban que aquí había estos trofeos”, se indica desde la Junta, agregando que, en todos los casos, el cazador va acompañado de un agente medioambiental, que trata de ofrecer el mejor ejemplar, gracias a que es un gran conocedor del territorio y de los hábitos de esta especie.

Un solo permiso para cabra montés

El pasado 15 de enero tuvo lugar en la Dirección General de Medio Natural de la Junta el sorteo de un permiso para cazar una cabra montés macho, de medalla, en Segovia. Previsiblemente, dicha caza tendrá lugar el próximo otoño o, a lo más tardar, en invierno, coincidiendo con la época de celo de la especie.

Una década después de la reintroducción de la cabra montés en la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama, el número de ejemplares ronda los 70, una cifra que supone “un núcleo de población viable y autosuficiente”. Para la Junta, la viabilidad de esta población “ha permitido poner en valor una serie de terrenos que en el pasado no tenían ningún atractivo cinegético”.
Con respecto a esta población, lo cierto es que tiene más querencia por la vertiente madrileña de la sierra que por la segoviana, salvo en la época de celo.

Las solicitudes para participar en el sorteo de un permiso para cazar una cabra montés deben realizarse en la Junta, entre el 15 de octubre y el 15 de noviembre.

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