Los ataques del lobo al ganado en la Cordillera Cantábrica se multiplican. El número de incidencias ha aumentado en relación a años anteriores y, en el caso de la Montaña Central, se han registrado ataques en poblaciones como Puebla de Lillo, Tonín, Fontún, Pendilla, Casares, Cubillas, Geras, Cabornera y Los Barrios de Gordón, pero también en otros puntos fuera de esta comarca como en Burón o, recientemente, en Caboalles de Abajo. Los ganaderos aseguran que se le da más protección al lobo que a los animales domésticos yque los continuos ataques se traducen en pérdidas.
Uno de estos afectados ha sufrido varios de estos ataques en los últimos meses. El balance es de 8 potros muertos y varios heridos. Los pocos animales que sobreviven presentan graves heridas y gran parte de ellos no llega a recuperarse, “le mordieron en el cuello, en el pecho, en la zona de las costillas y en los dos jamones, lo raro es que lo dejarán escapar”, comenta. Estos depredadores se decantan por crías, atacando en la zona, preferentemente, potros y terneros de pocos días.
Buena parte de estos ganaderos opta por no dar parte a la Junta de Castilla y León sobre sus pérdidas ya que, a pesar de que existe una ayuda de la administración para paliar los daños por ataques de lobos, entienden que son trámites costosos y que se alargan demasiado y no siempre dan los frutos esperados. “Tienes que llamar a los veterinarios, a los segurosy,lo más difícil, probar que ha sido un lobo. La mayor partede las veces te despachan diciendo que seguramente haya sido un mastín o cualquier perro”, recalca un ganadero del valle de La Tercia. “Es difícil demostrar que ha sido un lobo, a no ser que lo tengas ahí atado y lo vean”, señala otro.
Por ello, cada vez son más los ganaderos que optan por curar ellos mismos las heridas de sus animales y no llamar a los veterinarios, “si cada vez que muerdena uno tengo que llamarles, se va lo comido por lo servido, porque llamarles supone un dinero”. La gran mayoría de los animales atacados queda con alguna secuela, como cojera o grandes cicatrices, y en algunos casos acaban muriendo o siendo atacados de nuevo por el lobo. Los que se recuperan y son vendidos, preferente para carne, bajan considerablemente su precio en el mercado, “se venden casi regalados”.
“Si hay un lobo suelto, mata”
La mayor indagación del colectivo ganadero son las leyes que protegen al lobo y les dejan a ellos ‘desnudos’. “El lobo es un animal que estando suelto mata”, alegan. “Si están protegidos, que lo estén en una zona cerrada o controlada, en reservas, pero no así, porque solo hacen daño”. Uncontrol más eficaz y exhaustivo de la población de lobos es una de las medidas en la que lamayoría de los afectados coincide. Los lobos, bromea una de los propietarios afectados, “han cambiado de dieta, ahora ya no comen corzos, prefierencomer potros, ovejas y terneros”.