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Decenas de cazadores vascos disfrutan con la ancestral técnica de la cetrería

Decenas de cazadores vascos disfrutan con la ancestral técnica de la cetrería

Decenas de cazadores vascos disfrutan con la ancestral técnica de la cetrería

La amplitud de los campos castellanos resulta más provechosa para su práctica que los limitados espacios de Gipuzkoa o Bizkaia.

J. Zengotitabengoa
La ancestral tradición cinegética de la cetrería reúne en Euskadi y Nafarroa a alrededor de 150 aficionados a esta técnica milenaria que está considerada desde 2010 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. El número total de cetreros en activo en Euskal Herria, sin embargo, resulta complicado de cuantificar habida cuenta de que hay aficionados que tienen aves rapaces pero no las vuelan.

Esta modalidad cinegética que responde al arte de criar, domesticar, enseñar y curar a los halcones y demás aves que sirven para la caza de la volatería y que tuvo su época de esplendor en occidente en la Edad Media, ha evolucionado notablemente con el paso de los años.

A los diferentes tipos de halcones utilizados tradicionalmente se han añadido decenas de aves rapaces que han sido adiestradas para llevar a cabo la acción de cazar especies de caza menor, pero también corzos y otras piezas de caza mayor. El cetrero bizkaitarra Manolo Jiménez, del club Cetreros del Nervión, apunta que “antes había media docena de especies pero ahora hay más posibilidades de criarlas en cautividad y aunque ya se han empezado a volar especies como el Accipiter o gavilán bicolor, todavía no pueden ser registradas en algunas normativas porque no han sido incorporadas”.

Lo que sí está recogido en las normativas es que todos los aficionados a la cetrería deben disponer de una correspondiente licencia de caza “como si fuese un cazador de escopeta”, señalan el presidente de la Federación Navarra de Caza, José Ángel Remírez. Además, en casi todos los casos, la práctica de esta modalidad coincide con los períodos de vedas habituales de cada territorio.

Ocho meses parados

Jiménez recuerda además que “la licencia es incluso necesaria para llevar a cabo el entrenamiento de esas aves”, y apunta que “en Bizkaia no se puede volar el pájaro fuera de la temporada de caza, algo que, por ejemplo, sí que está permitido en Cantabria”. Considera en ese sentido que “es muy diferente tener parado al pájaro o la escopeta durante ocho meses, porque el primero necesita entrenamiento continuo”.

Las regulaciones que las Diputación forales o el Gobierno de Nafarroa tienen para esta actividad cinegética son sensiblemente diferentes, tal y como recuerda el integrante de Falco Araba, David Argote. “En Vitoria-Gasteiz disponemos de una zona de seguridad para el entrenamiento, pero lo cierto es que se nos ha metido la ciudad en esa zona y se ha reducido considerablemente”, asegura.

Argote añade, sin embargo, que a pesar de disponer de esa ventaja en el territorio arabarra, la situación varía sensiblemente en Bizkaia, donde solo es posible el entrenamiento durante el período de caza, mientras que en Gipuzkoa existe “un vacío legal” y sostiene que ambas normativas están “anticuadas”.

La situación en Nafarroa, en cambio, “es bastante mejor que en Euskadi, ya que existen campos de vuelo, sobre todo en la zona media y en la Ribera”, señala Remírez. Además, en esa Comunidad foral disponen de “la posibilidad de entrenar todos los días”, según apunta Teixero.

La orografía de las diferentes provincias de Euskal Herria es un aspecto a tener muy en cuenta para la práctica de la cetrería, ya que en Gipuzkoa y Bizkaia y algunas zonas de Araba, resulta muy complicada debido a la ausencia de grandes espacios libres de construcciones o de cercados, mientras que la situación varía de forma ostensible en otras zonas de Araba y en Nafarroa.

Por esa razón muchos de los aficionados a esta modalidad cinegética optan por desplazarse a tierras de Burgos, Valladolid o Palencia donde los espacios abiertos resultan más adecuados para su práctica. Pero “tampoco en todos los cotos de esas provincias aceptan a los cetreros”, tal y como reconoce el cetrero de Bilbao Juanjo Hidalgo, y por esa razón ha tenido que hacerse socio de un coto en el que está permitida esta actividad. Aunque desconoce el motivo, asegura que “no será por el gran nivel de piezas que cazamos ya que, en mi caso, en toda la temporada llevo tres liebres y un conejo”.

Aunque los intereses entre cetreros y cazadores con escopeta y perro pueden colisionar en ocasiones, los aficionados a esta modalidad discrepan sobre las consecuencias, más aún teniendo en cuenta que algunos de ellos practican ambas modalidades. Argote, sin embargo, recuerda un par de incidentes ocurridos en Castilla y León, después de que dos cazadores matasen otras tantas rapaces incumpliendo la Ley, en algún caso porque el pájaro había accedido a un coto aledaño”.

A las dificultades que la orografía y las normativas en vigor suponen para la cetrería, Teixeiro añade otro imponderable como es el factor meteorológico. “Estamos muy limitados por el clima en todos los sentidos, ya que la niebla, la lluvia o el viento son factores que complican mucho el trabajo de las rapaces”.

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Redacción periódico digital Desveda #caza #pesca #tirodeportivo #rural #naturaleza

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