Varios de los ejercicios que estamos explicando coincidirán en el tiempo. Conviene llevemos cierto control del grado de dificultad a que llegan en cada sesión, para mantener la progresión de cada uno.
No te excedas en el trabajo, déjale jugar o harás de él una máquina insulsa. Acaríciale y háblale en cuanto te de una oportunidad por algo bien hecho. Sácale al campo cuanto puedas; se ambientará con la naturaleza y le fortalecerá. Dale cierta libertad para que vaya por donde quiera, siempre que no corra peligro o produzca daños.
Un juego divertido; especial para las razas de muestra
Para aliviarle su trabajo y hacérselo atrayente, hagamos intermedios livianos. Este de hoy es como un juego. Nos servirá para medir su inteligencia y temperamento.
Consigue una caña fina –por ejemplo, de bambú- de un largo de 150 centímetros. En el extremo más aguzado ata un trozo de hilo de pescar fino –porque sea menos visible-, de la misma longitud que la caña. Al final del hilo deberás sujetar firmemente –puedes ayudarte con esparadrapo- el ala de un ave, preferiblemente en este orden: sorda, perdiz o codorniz. Podemos conservar alas y pieles por mucho tiempo, entre sal marina, dentro de recipientes cerrados herméticamente. Las aves también puedes utilizarlas con todo su plumaje, patas y cabeza, una vez limpias y secas, para este ejercicio y para los adiestramientos de cobro que próximamente abordaremos.
Provoca y deja al cachorro que la vea y huela, estando en el suelo. Si se abalanza sobre ella hazla “volar”, levantándola en el aire y dejándola caer junto a su lado. Si el cachorro tiene el instinto bien desarrollado, pronto empezará a señalar con la mirada el sitio donde está el ala. A medida que lo haga se le aumenta la distancia de separación. Si no pone mucho interés por marcar, haz que el ala “apeone” y se aproxime a él, provócale su atención. Si no presta mucho interés por marcar, retira de nuevo el ala, con rapidez de frente a él. Intentará cogerla otra vez. Ensálzalo y acarícialo. Procura detenerlo si se abalanza con un JUA enérgico.
Puedes hacerlo en un cerrado antes de sacarlo al campo. Continúa el ejercicio durante pocos meses. Advertirás que cuanto más inteligente es el cachorro antes se aburrirá de este juego. Solamente debes continuar mientras el alumno se interese. Una vez que “muestre” bien repetidamente se tratará de que perfeccione sus paradas, aumentando la distancia y el tiempo. Procurad estar junto a él cuando lo haga, para acariciarlo, decirle bien, repetirle JUA… JUA… BIEN y, disimuladamente, para mantenerle quieto si fuera necesario. Él no tiene que entrar y menos abocar el señuelo.
Cuando domine la muestra pasaremos a inducirle que patronee y aprenda a bloquear la pieza. Cuando se mantenga plantado, movamos poco a poco el señuelo, distanciándolo con paradas breves e intermitentes. A cierta distancia, el cachorro comenzará a desplazarse cautelosamente. Cuando paremos el movimiento del señuelo, procuremos con el JUA y la ayuda de nuestra mano en el pecho, si procede, que también pare él, manteniendo las distancias. Cuando lo haga bien, disfrutaremos ambos y comenzaremos a soñar que tendremos un buen perro de caza, lo cual nos dará confianza y estimulará para perseverar en su adiestramiento.
MA??ANA EMPIEZO CON MI AMIGO CHIP