La mayoría de los vecinos de Deva se oponen a la apertura de un viejo coto de caza, donde habitan numerosos jabalíes, pese al notable incremento de la población de estos mamíferos durante los últimos meses, que dañan regularmente numerosos cultivos en varias parroquias de la zona rural del concejo.
El motivo que alegan los residentes es la proximidad de esta área a sus viviendas, lo que podría ocasionar «un peligro para la seguridad». La idea había partido de la asociación de cazadores El Portal de Villaviciosa, que pretendía regular de esta forma la proliferación de cerdos salvajes.
«La mayoría de los vecinos consultados no quieren que regresen los cazadores, porque el antiguo coto está muy próximo a sus casas y podría acarrear problemas de seguridad y tranquilidad», explica Antonio García, presidente del colectivo Peña Francia. Es decir, que prefieren convivir con los jabalíes antes de reconvertir la zona en un lugar para cazadores. «Somos conscientes de que los jabalíes causan destrozos en muchos cultivos y es un tema que hemos tratado en la Federación de Asociaciones de la Zona Rural, pero, de momento, la mayoría de los afectados no creen que sea necesario tomar medidas excepcionales», sostiene García.
La actividad nocturna de estos vertebrados se ha multiplicado desde el otoño y también se ha dejado notar en los campos de golf de La Llorea y de Castiello, donde han provocado importantes pérdidas económicas al levantar parte del terreno en busca de raíces. Precisamente, los responsables del club de Castiello creen que los animales que se trasladan hasta sus instalaciones proceden de Deva. «Estamos casi convencidos de que los jabalíes que entran al campo vienen de esa parroquia, de un área protegida donde antes se podía cazar», explica Antonio Mortera, presidente de la sociedad, que ha comunicado el problema a las administraciones regional y local, «en busca de alguna solución».
Los problemas derivados del paso de jabalíes por fincas de agricultores han sido una tónica habitual durante los últimos años en algunas de las parroquias gijonesas, especialmente, las situadas en el sur y este del concejo. Sin embargo, desde el verano, la presencia de estos animales se ha incrementado de forma considerable, tal como denuncian vecinos de Castiello de Bernueces, Baldornón, Caldones, Granda, Deva y Cabueñes. Por el momento, el Principado no ha tomado ninguna medida al respecto, a pesar de que algunos de los afectados han solicitado organizar batidas para diezmar su población. Según varios testigos, estos omnívoros actúan en manadas de hasta «veinte ejemplares» y en su búsqueda de comida destrozan todo el terreno. Algunos perjudicados también denuncian el derribo de vallas y murias en parcelas y el peligro que suponen, por la noche, para los conductores que circulan por determinados caminos.
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