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Verano atroz

El verano que llevamos en este 2012 va siendo de los más secos y calurosos de los últimos años. Las temperaturas extremas de agosto unido a las escasas precipitaciones que venimos registrando ya desde mayo han provocado que desaparezca rápidamente el verdor de nuestros montes. Muchos bosques ya tienen un aspecto absolutamente otoñal y han perdido las hojas. Los campos de cultivo son por estas fechas auténticos secarrales. Pero, desgraciadamente, la peor parte se la están llevando los ríos, y por consiguiente, sus habitantes.

Hace ya mucho que los arroyos estacionales secaron completamente, y ahora lo están haciendo incluso aquellos que suelen llevar agua durante todo el año. En éstos se está extinguiendo la vida que atesoran, desde los innumerables tipos de invertebrados a las poblaciones de peces autóctonos como escalos, sarbos o truchas. Por fortuna algunos se resisten a perder la vida y mantienen un hilo de agua. Son, en cualquier caso, muy vulnerables ahora. Acciones tan aparentemente inofensivas como regar los tomates que tenemos al lado del río extrayendo el agua con una motobomba pueden acarrear consecuencias irreparables.

Yo también tengo huerta, y se cuán necesaria es el agua durante la época estival. Pero en especial en años como este se deben extremar las precauciones. Por supuesto, lo ideal sería disponer de depósitos o bidones donde almacenar el preciado líquido en épocas de abundancia. Pero si debemos echar mano del río, en determinadas circunstancias resulta vital llegar a un acuerdo con los vecinos para no extraer agua todos a la vez. La corriente de un arroyo en apuros se puede cortar con varias motobombas funcionando simultáneamente, y si la extracción se prolonga en el tiempo las pozas se secarán y se morirá todo aguas abajo.

Algo similar ocurre con las minicentrales. Es muy sencillo mantener el famoso ‘caudal ecológico’ en las riadas o cuando los ríos bajan bien. Pero con sequía ese caudal ecológico algunos se lo pasan por el forro. Todavía, hoy por hoy, están secando ríos por robarles el agua para producir dudosas cantidades de electricidad. Situaciones como esta se dan, por ejemplo, en zonas de tan alto valor ecológico como el Parque Natural de Aizkorri-Aratz.

En algunos puntos la situación puede ser alarmante. Aún tenemos muchos ríos contaminados en nuestro territorio, y suele ocurrir que las cabeceras y afluentillos de éstos actúan como reservorios de biodiversidad, a la espera de que un día el cauce principal recupere las condiciones mínimas de vida. Cuando esto sucede el río se repoblará él solo gracias a estos reservorios, si se han mantenido en el tiempo.

        

Otra de las consecuencias de la sequía es que los peces son mucho más vulnerables al ataque de los depredadores. Ante la falta de agua éstos a menudo no tienen dónde esconderse y están completamente expuestos al picotazo de las garzas, visones, etc. Además, los niveles de oxígeno descienden al ritmo que se calientan las aguas y el fondo se tapiza de algas, haciendo desaparecer a los organismos más exigentes. Uno de los habitantes del río más afectado en esta época es el cangrejo autóctono. Con poblaciones muy mermadas y aisladas, actualmente encuentra refugio en unos pocos arroyos, algunos de los cuales se están secando.

Siempre se ha dicho que en agosto secan los montes, y en septiembre las fuentes. Pues bien, esta vez las fuentes han secado en agosto, por lo que las consecuencias pueden ser atroces. Confiemos en que este inicio de septiembre, mucho más fresco y con algunas precipitaciones que el mes anterior tenga continuidad y se voltee la situación. Confiemos en que quede todo en un susto.

Iker Novoa Fariñas es el actual responsable de Pesca Continental de ADECAP GAZTEAK.

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