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Sobre codornices y estudios varios

No nos debe de resultar extraño el que lo cazadores que todavía han sacado sus perros a cazar este mes de septiembre estén consiguiendo perchas que merezcan ser tenidas en cuenta por quienes se quejan desde el mismo día de la apertura de que “no hay codornices”.

Y es que la caza de la codorniz es una especialidad como otras muchas en la cinegética, y los verdaderos codorniceros, siempre buscarán a las africanas con sus perros, donde otros pasan “mirando al cielo”.

A grandes rasgos, en las zonas codorniceras donde se desplazan los cazadores vascos y navarros, la temporada ha sido más bien buena. Parece que las “estadísticas de bar”, esgrimidas como base de estudios científicos por algunos Kazadores, este año, o han cambiado, o se las tiene que llevar el aire. Porque codornices, haberlas, las ha habido y bastantes.

Las cosas nunca son de un solo color. El caer en argumentos catastrofistas y calificar a los cazadores como “membrillos” a los que se les engaña con un palo y una zanahoria, es un gran error. Porque a la vuelta de la esquina que nos lleva a una nueva temporada, nos encontramos con muchas codornices. Eso sí. Capturadas en su mayoría por los CAZADORES (sin K) que saben muy bien cómo hacerlo.

Para finalizar, dos humildes consejos y un reto. Los consejos, que el colectivo de cazadores se involucre y participe en los estudios que se encargan de recoger datos sobre las especies cinegéticas y por supuesto tenga en consideración a los mismos.

Y el reto. Invitar a mi considerado y apreciado Mikel Zarobe a que nos haga una valoración de esta media veda. Aunque con bastantes diferencias, he aprendido muchas cosas de sus valientes escritos y sus planteamientos encontrados con Julen Rekondo.

Se presenta TIROFIJO, un humilde aficionado a la caza y la pesca a quien esta revista digital ofrece la posibilidad de soltar, de vez en cuando, una perdigonada con sal de esas que no hieren pero sí escuecen.

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0 Commentarios

  1. Julen Rekondo
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    Estoy muy de acuerdo con lo que dice, Tirofijo. Se ha escrito y hablado mucho de que poco menos que la codorniz ha desparecido en el norte peninsular. Y, desde luego, que ha habido muchas oscilaciones en los últimos años. Pero hay que tener en cuenta, que la codorniz es una especie migratoria, por lo que cuenta con una gran capacidad para moverse, lo que provoca cambios muy importantes en sus densidades en cada zona incluso en periodos cortos. Más de una vez he leído y escuchado al gran experto en temas cinegéticos y presidente de la Oficina Nacional de Caza, Juan Antonio Sarasketa, decir que la codorniz, si no encuentra el hábitat deseado, puede emigrar de golpe y plumazo a los países bálticos. La codorniz, como casi todas las especies de caza menor, necesita un hábitat diverso, con lugares de refugio y de alimento y la presencia de zonas frescas y húmedas donde se den las condiciones óptimas para poder construir sus nidos y sacar adelante a sus polladas. Y ese hábitat, desgraciadamente es cada vez más difícil encontrar en las mesetas ibéricas, destacando la agricultura, con mayúsculas, como la causa fundamental de que emigre a otros lares. Pero ello no quiere decir que haya desaparecido. Es fundamental, en este sentido, abandonar las malas prácticas agrícolas, como la intensificación de las labores, el uso y abuso de herbicidas y plaguicidas de todo tipo y prácticas como las siegas del forraje en verde en primavera, o la cosecha del cereal a principios del verano, que provocan cambios bruscos y rápidos en el paisaje que obligan a las pequeñas galliformes a desplazarse en busca de mejores lugares donde criar a sus pollos. Por otra parte, y en esto también coincido con Tirofijo, también echo en falta los artículos de Mikel Zarobe, y te animaría a que volverías a escribir en las páginas de Desveda. Saludos.

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